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Nepal (Sábado, 04-10-2014, Gaudium Press) El Vicario Apostólico de Nepal, Mons. Paul Simick, dirigió un mensaje especial a todos los fieles con motivo del inicio del mes de octubre, consagrado a la Santísima Virgen y particularmente a la devoción del Santo Rosario. El prelado animó a los fieles a encontrar en la oración la fuerza para superar las dificultades: «María es nuestra esperanza y nuestra compañera, con ella ganaremos la batalla contra las fuerzas del mal», afirmó, según informó la agencia Fides.
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| «Sólo con el rezo del rosario y pidiendo la intercesión de María seremos capaces de superar las dificultades», afirmó Mons. Simick. Foto: Fr. Lawrence, O.P. |
«Octubre es un mes lleno de festividades en Nepal», comenzó su mensaje el Vicario Apostólico, quien enunció algunas celebraciones de importancia en el país. «Para nosotros los católicos, octubre es un mes de María. Es un mes reservado al Santo Rosario». Mons Simick recordó las palabras de Benedicto XVI, quien afirmó que esta devoción no es una reliquia del pasado, «sino que vive una nueva primavera», y recomendó activamente su práctica.
El prelado recordó que el Santo Rosario es una devoción mariana de enorme importancia. «Nosotros veneramos a la Santísima Virgen María a través de la poderosa y contemplativa oración del Rosario», explicó. «Cuando se reza el Rosario, se reviven los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación».
«Con María el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús», agregó el Vicario Apostólico. «Cristo se pone en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestra ciudad, a través de la contemplación de los santos misterios de gozo, luz, dolor y gloria». Por estos motivos, pidió a los fieles recitar esta oración diariamente y recomendó que se ofrezca por las intenciones de la paz, por la unidad de los cristianos, por los que sufren por el bien y por el futuro de Nepal.
«Sólo con el rezo del rosario y pidiendo la intercesión de María seremos capaces de superar las dificultades que estamos viviendo como individuos, como familias, como Iglesia, como sociedad y como nación», concluyó. «María es nuestra esperanza y nuestra compañera, con ella ganaremos la batalla contra las fuerzas del mal».
Con información de Agencia Fides
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