sábado, 23 de noviembre de 2024
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Habló el curado por intercesión de la Hna. Miriam Teresa, la primera beatificada en los EE.UU.

Newark (Lunes, 10-06-2014, Gaudium Press) Fueron más de 2.000 personas las que asistieron el sábado a la Catedral Basílica del Sagrado Corazón, en Newark, EE.UU., a la beatificación de Miriam Teresa Demjanovich, religiosa de las hermanas de la Caridad de Santa Elizabeth, en la primera ceremonia de beatificación realizada en los EE.UU.

Un dato interesante de la ceremonia fue resaltado en los saludos de bienvenida por el Arzobispo de Newark, Mons. John Myers, y es que exactamente 19 años atrás San Juan Pablo II había visitado la catedral donde en ese momento se estaba desarrollando la ceremonia, y rezaba en la capilla próxima al santuario que ahora alberga la reliquia de la Beata Miriam.

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Durante la ceremonia, es descubierto

el cuadro de la nueva Beata

Como es de rigor, el Cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y principal celebrante de la misa, leyó la Carta Apostólica del Papa Francisco relativa a la beatificación.

El decreto declaraba que la Hna. Miriam Teresa, «cuya adoración ardiente de la Santísima Trinidad y cuyo vigoroso testimonio es prueba de su amor evangélico, a partir de ahora debería llamarse ‘Beata’ por siempre», y su fiesta se puede celebrar el 8 de mayo, «día de su nacimiento al cielo».

Por su turno Mons. Arthur Serratelli, obispo de Patterson y quien realizó la homilía, destacó las gracias especiales de que fue objeto la religiosa beatificada; la Providencia la «abrazó en su divina luz, elevándola a visiones demasiado grandes para el esfuerzo humano». El obispo citó a la religiosa, en una afirmación que trata sobre el llamado universal a la santidad: «La unión con Dios… es la altura espiritual a la que Dios llama a alcanzar a todos -todos, no solo a los religiosos, sino a cada uno… quien dice ‘Sí’ constantemente a Dios».

Importante fueron las declaraciones de Michael Mercer, quien en la ceremonia llevó la reliquia de la Hermana Miriam Teresa, y que cuando niño (al inicio de los años 60’s) fue milagrosamente curado de una degeneración juvenil macular (la mácula, que es una zona de la retina, se va degenerando a medida que la persona envejece). Tenía Michael 8 años, cuando el médico le dijo que en seis meses él estaría ciego. Apenas se supo la noticia «las Hermanas de la Caridad y todos en la cuadra» se pusieron en oración para que por intercesión de la Hna. Miriam Teresa se restaurase su vista.

Al día siguiente del dictamen médico, él estaba caminando desde la escuela hasta su casa. Entretanto, en un momento él «miró hacia arriba, por cerca de 10 u 11 segundos, a algo que parecía ser el sol». Ya su vista estaba muy defectuosa. Pero cuando llegó a su casa, él pudo ver a su madre con normalidad, algo que no podía hacer desde hace dos años.

Mercer agradece la beatificación y se regocija de que «haya ocurrido mientras yo estuviese aún vivo, y mi madre haya podido verla». Preguntado si su vida fue diferente por ocasión del milagro de sus ojos, Mercer respondió «Cuando usted es objeto de una bendición, usted tiene que (ser diferente espiritualmente). No tienes otra opción. Le dije a Dios «Hágase tu voluntad.» Siempre he tratado de decir eso». Él simplemente le pide a Dios que bendiga «a todos aquellos que yo vea».

Acerca de su unión con la nueva beata, Mercer dice que «ella es una amiga, yo hablo con ella como una amiga», y sugiere que todos hagan lo mismo.

Con información del National Catholic Register

 

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