El primer grupo de discapacitados en Ankawa recibió la Eucaristía en una emotiva ceremonia. Foto: Stivan Shany / Abouna. |
Ankawa (Martes, 07-10-2014, Gaudium Press) Jesucristo, como consta en numerosos pasajes del Evangelio, mostró una especial cercanía hacia los niños, los enfermos y todos aquellos quienes por su condición de vulnerabilidad necesitaban de compasión y cuidado. De una forma similar, la Iglesia cuida y acoge a las personas que padecen enfermedad y discapacidad, no sólo como beneficiarios de la caridad cristiana , sino como parte de la Iglesia y miembros activos del Cuerpo Místico de Jesús. Una expresión de esta pertenencia fue la celebración de las Primeras Comuniones para personas con discapacidad en la Diócesis católica caldea de Erbil, en Irak.
Los discapacitados tienen derecho a recibir los sacramentos con una preparación adecuada. Foto: Stivan Shany / Abouna. |
La jornada se realizó en la ciudad de Ankawa bajo el lema «Mi encuentro con el hermano con discapacidad es mi encuentro con Dios» y constituye la primera serie de personas con diversos tipos de discapacidad que son admitidas grupalmente al Sacramento. La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Arbil de los Caldeos, Mons. Bashar Matti Warda, según reportó la agencia informativa Abouna.
La Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis del Papa Benedicto XVI recomienda especialmente garantizar el acceso de los enfermos al sacramento de la Eucaristía y recomienda este apostolado hacia los discapacitados mentales: «Se ha de dar también la Comunión eucarística, cuando sea posible, a los discapacitados mentales, bautizados y confirmados: ellos reciben la Eucaristía también en la fe de la familia o de la comunidad que los acompaña».
Las normas de la Iglesia prescriben que se admita a la Sagrada Comunión a todas las personas que se encuentren debidamente dispuestas y en el caso de los niños «se requiere que tengan suficiente conocimiento y hayan recibido una preparación cuidadosa, de manera que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad, y puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción» (Código de Derecho Canónico). El criterio mínimo aplicado en casos especiales es que la persona pueda distinguir el Cuerpo de Cristo del pan común (la hostia sin consagrar) y que pueda «recibir la comunión con reverencia». El párroco debe evaluar estos criterios y algunas Conferencias Episcopales recomiendan que en los casos de duda se resuelva en favor del discapacitado para no privarlo de los bienes espirituales a los cuales tiene derecho.
Con información de Abouna.
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