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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 08-10-2014, Gaudium Press) Ayer tarde tuvo lugar la Cuarta congregación general del Sínodo de la Familia, donde se abordó la relación entre crisis de fe y crisis de la familia. A este respecto, se propuso realizar un «Vademecum» dedicado a la catequesis de la familia, para que esta refuerce su misión evangelizadora. Asimismo se habló de un contexto moderno marcado por la crisis de valores, el secularismo ateo, el hedonismo, la ambición de poder, elementos que destruyen la familia, la denaturalizan, debilitan a las personas, y como consecuencia debilitan también a la sociedad.
La Iglesia debe enfatizar la belleza de la familia y la necesidad para todo ser humano de la institución familiar. Es preciso despertar en el ser humano el sentido de pertenencia al núcleo familiar. Asimismo destacar que la familia, en cuanto reflejo del amor de Dios -que no es nunca un amor aislado- se abre a los lazos y a las relaciones con los demás, convirtiéndose en el fundamento de la sociedad.
Asimismo se habló del estrechamiento de los vínculos entre sacerdotes y familias; la relación entre bautismo, iniciación cristiana y matrimonio; la dinámica familiar afectada por el estilo de trabajo moderno, y las nuevas tecnologías y su influencia en el diálogo familiar, entre otros temas.
A su turno la Quinta congregación general -hoy de mañana- abordó, de acuerdo a la secuencia prevista en el Instrumentum laboris, los temas de »Los desafíos pastorales de la familia (parte II, cap. 2). La crisis de fe y la vida familiar / Situaciones críticas internas a la familia. Las presiones externas a la familia/ Algunas situaciones particulares ».
En esa secuencia, los padres conciliares hablaron sobre la situación de la familia en la Iglesia en el Oriente Medio y África del Norte, zonas que viven en contextos políticos, económicos y religiosos difíciles.
Igualmente se trató el tema de las dificultades que presentan ciertos matrimonios mixtos, y las de las parejas de divorciados vueltos a casar.
Asimismo se reiteró el compromiso de la Santa Sede con la familia, a todo nivel -internacional, nacional y regional- intervenciones éstas de la Iglesia que tienen el objetivo de resaltar su dignidad y de llamar la atención sobre sus derechos y deberes, señalando siempre, como afirmaba Benedicto XVI, que sus »no» son, en realidad, los »sí» a la vida. Por esta razón, se hizo hincapié en que la Iglesia debe combatir el silencio de las familias en la educación y en la religión porque no hay lugar para la vacilación. Hace falta un compromiso más fuerte en el testimonio del Evangelio y siempre es necesaria la creatividad en la pastoral.
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