Ciudad del Vaticano (Viernes, 11-10-2014, Gaudium Press) En el mensaje enviado a los participantes de la reunión anual de los órganos de caridad estadounidenses (Catholic charities), realizada entre los días 5 y 7 de octubre, en Charlotte, Carolina del Norte, en los Estados Unidos, el Santo Padre afirmó que «ninguna persona es ‘residuo’ y nadie puede ser excluido del amor de Dios y de nuestra solicitud».
Francisco, comunicándose en español, resaltó que nosotros, de la misma forma como el buen samaritano y el dueño del albergue, contenido en la parábola narrada por San Lucas, «somos llamados a ir para las calles, invitar y servir a quien fue excluido», pues «tenemos que ver la imagen de Dios en los ojos de toda persona».
Según el Papa, la actividad de beneficencia de la Cáritas de los EE.UU. es como un «motor de la Iglesia que organiza el amor», elogiando posteriormente la obra social al servicio de los más necesitados.
Además, conforme el Pontífice, las obras de asistencia y caridad permiten a estas personas «conocer y experimentar el enorme y abundante amor de Dios, por medio de Jesucristo».
El Papa Francisco aprovechó además para hacer una comparación de los agentes de caridad con los voluntarios, diciendo que ellos son como «las manos de Jesús en el mundo», pues sus testimonios «ayudan a cambiar el curso de la vida de muchas personas, familias y comunidades». (LMI)
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