Corrientes (Viernes, 17-10-2014, Gaudium Press) Una invitación a profundizar en la práctica de la fe y no limitarla a la simple pertenencia exterior a la Iglesia fue hecha por Mons. Domingo Salvador Castagna, Obispo emérito de Corrientes, en su reflexión sobre el pasaje del Evangelio en el que Cristo se refiere a los impuestos debidos al César y los deberes del creyente hacia Dios. El prelado alertó sobre la amenaza de superficialidad y la tentación de desconocer la centralidad de Dios en la vida personal, según informó la agencia AICA.
La emblemática moneda del César, empleada por Cristo para explicar la relación del cristiano con las realidades temporales. Foto: Dennis S Hurd. |
«Dios es Dios y es preciso respetar su lugar», recordó Mons. Castagna. «El Emperador responde a una concepción de la realidad que, sin poder desvincularse de la suprema centralidad de Dios, se mueve en una dimensión distinta y subordinada». El riesgo no es el atender las realidades temporales, sino la «multitud de ídolos que invade la vida contemporánea y seduce con su «mundanidad», incluso a muchos creyentes». El remedio a este peligro es alimentar una fe en Dios que mantenga este recto orden: «Todo hombre necesita establecer relaciones armónicas con su universo y, para ello – en su vida personal y social – tendrá que respetar la centralidad absoluta de Dios, su Creador y Redentor», explicó.
Para conseguir este objetivo, el Obispo emérito aconsejó no conformarse con la formación en la fe recibida en la infancia ni vivir la fe católica como una afiliación externa que no compromete la vida. «Los pastores de la Iglesia no deben dormirse sobre frágiles laureles cuando las vidas de los antiguos catequizados han dejado la práctica de los sacramentos y se hallan cómodamente instalados en la vida sin religión, y hasta sin Dios, de la sociedad contemporánea», afirmó . En este sentido indicó que los altos porcentajes de población creyente registrados en las estadísticas de algunos países pueden no reflejar la verdadera condición de la Iglesia. Sin embargo, el prelado recordó que Cristo eligió un número pequeño de apóstoles «que trasciende la categoría de ‘multitud’ y se transforma en el valor preferido por Dios para cumplir su Obra».
Como inspiración y ejemplo para los católicos de hoy, Mons. Castagna aconsejó alzar la vista a los Santos, quienes ya recorrieron un duro camino hasta encontrar caminos seguros de encuentro con Dios. «En la lista extensa de los heroicos cristianos canonizados por la Iglesia aparecen hombres y mujeres, niños y jóvenes, intelectuales y analfabetos, gobernantes y simples trabajadores manuales», describió. «Todos ellos se hicieron pequeños discípulos de la Verdad, personalizada en Cristo». La propuesta del Evangelio, el seguimiento de Cristo no es sólo una meta, ya que Él mismo se hace camino, alimento y destino. «Es vital para todos. La vida no tiene sentido sin Él. Es urgente que todos lo sepan y, para ello, que detengan la carrera vertiginosa hacia el vacío, que el orden imperante pretende imponer a todos», concluyó.
Con información de AICA.
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