San Pablo (Lunes, 20-10-2014, Gaudium Press) La Iglesia Católica celebró ayer, la Jornada Misionera Mundial, donde todos los años, se recuerda que los fieles formamos parte de un pueblo misionero, enviado por Jesucristo al mundo entero, a todos los pueblos, para anunciar el Evangelio del Reino de Dios, como recuerda el Arzobispo de San Pablo, Brasil, Cardenal Mons. Odilo Pedro Scherer.
«La Iglesia es misionera por su naturaleza y el anuncio del Evangelio debe ser, por eso, la primera preocupación y la más importante ocupación de los miembros de la Iglesia y las organizaciones eclesiales», dijo el Cardenal Scherer.
Después de citar la orientación proporcionada por la Conferencia de Aparecida de 2007, sobre «ir más allá de una pastoral de conservación y a hacer una verdadera ‘conversión pastoral’ » en el sentido misionero, el purpurado afirmó que en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, «el Papa Francisco nos recordó que debemos ser una Iglesia ‘en salida’, en el medio del pueblo, donde la vida sucede» y «no debemos estar ocupados apenas con la gestión de las cuestiones de la vida interna de la Iglesia, sino tener siempre presente que existimos para la misión».
Según el Cardenal Mons. Odilo, la vocación misionera puede ser realizada de diversos modos, como, por ejemplo, a través del anuncio explícito del Evangelio, «invitando a acoger de corazón abierto la Palabra de Dios y a convertirse a ella; por las varias formas de catequesis y formación cristiana; por la celebración de la Liturgia y la participación en la eucaristía dominical, por la transmisión de la Fe en familia» y acogiendo a los que aún están distantes del Evangelio de Cristo, pues «la misión ‘a todos los pueblos’ nunca puede ser perdida de vista por los cristianos y católicos, pues todos tienen el derecho de conocer la Buena Nueva de Jesucristo».
Además, el Arzobispo de San Pablo destacó que la «misión se realiza también a través del testimonio de Fe, esperanza y caridad, por el servicio al prójimo en nombre de Cristo, sobre todo a los más necesitados de ayuda y solidaridad», así como «por el empeño corajudo en la justicia social y en edificar el mundo conforme Dios».
«Los santos son los mejores misioneros. En este año, ya tuvimos la canonización del misionero San José de Anchieta, que está en los orígenes de la ciudad de San Pablo y de la Iglesia en esta ciudad. Y, el próximo día 25 de octubre, tendremos en la Catedral de la Sede, de San Pablo, la beatificación de una misionera más: la sierva de Dios, Assunta Marchetti, co-fundadora de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo (Scalabrinianas)», recordó. (LMI)
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