Ciudad del Vaticano (Sábado, 25-10-2014, Gaudium Press) Después de la ceremonia de Beatificación del Papa Pablo VI, un grupo de Cardenales saludó al Papa Francisco y entre ellos se encontraba el Card. Joseph Zen, Obispo emérito de Hong Kong. Este purpurado es uno de los más reconocidos críticos de la vulneración de la libertad religiosa en China. Al verlo, el Pontífice comentó: «¡He aquí el que combate con una honda!», en una clara referencia a la figura del Rey David.
Cardenal Joseph Zen, Obispo emérito de Hong Kong. Foto: Stephen Wu. |
El Card. Zen esperaba su turno para saludar brevemente al Pontífice. «Yo me puse en la hilera y pensé algunas palabras para decirle al Papa para no quitarle su tiempo», relató el Card. Zen al informativo Asia News. «Me preparé a decirle al Papa: ‘Santo Padre, vengo del ‘campo de batalla’ en Hong Kong. Usted probablemente lo sabe. Por favor ore por nosotros para que no ocurra violencia». Pero antes de que pudiera hablarle, el Santo Padre se anticipó e hizo el comentario en el que lo comparó a David frente a Goliat. Sorprendido, el purpurado le dijo la frase que había preparado y besó su mano, retirándose para permitir a los otros Cardenales saludar al Papa.
Para el Card. Zen, esta elogiosa comparación es una señal de apoyo y esperanza ante los grandes desafíos de la Iglesia en Hong Kong y su exigente responsabilidad al guiar moralmente a la sociedad. «Él (el Papa) sabe que David venció al gigante Goliat. Él me motivó».
El desafío de la Iglesia en Hong Kong
Hong Kong es el lugar de China con mayor autonomía frente al gobierno comunista a causa de su anterior condición de protectorado británico y por las condiciones que China aceptó cumplir para obtener su anexión. Por este motivo, la Diócesis de Hong Kong goza de libertad religiosa, un privilegio que no es compartido por la Iglesia en el resto del país, víctima de grandes presiones por parte de las autoridades y cuya institucionalidad se encuentra bajo control del oficialismo.
El Card. Zen ora frente al Santísimo durante un retiro espiritual. Foto: Mike Chan. |
El Card. Zen ha protagonizado varias acciones de crítica frente a las presiones indebidas del régimen comunista sobre los creyentes (ver noticia anterior), como lo fue el ayuno de tres días que hizo en 2012 para denunciar una reforma educativa que ponía en riesgo la autonomía de las escuelas católicas (ver noticia anterior). La Diócesis de Hong Kong denunció ante la Naciones Unidas las violaciones a los derechos humanos de los católicos y la opresión de la Iglesia (ver noticia anterior) y actualmente respalda la exigencia del respeto de la autonomía de Hong Kong según los acuerdos firmados con motivo de su anexión a China.
El desenlace de los acontecimientos actuales puede definir el futuro de la libertad religiosa en Hong Kong, ya que la Iglesia podría padecer la imposición del modelo de China continental, donde la llamada Asociación Patriótica busca el control de la vida de la Iglesia y desconoce la autoridad del Papa, lo cual significó la dolorosa separación de la comunidad católica china en las llamadas «Iglesia Subterránea» (que no es reconocida por el estado y ejerce su apostolado de forma clandestina) y la «Iglesia Oficial» (que genera problemas tan graves como la ordenación ilegítima de obispos que ocasiona la excomunión de los involucrados).
Con información de Asia News.
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