viernes, 22 de noviembre de 2024
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En el Ángelus el Papa habla de la unión del amor de Dios y el amor a los hermanos

Ciudad del Vaticano (Lunes, 27-10-2014, Gaudium Press) Ayer, ante más de 80.000 personas presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa meditó el profundo pasaje narrado en el Evangelio del Día.

«El Evangelista Mateo cuenta que algunos fariseos se pusieron de acuerdo para probar a Jesús (cfr 22,34-35). Uno de ellos, un doctor de la ley, le dirige esta pregunta : «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»(v. 36). Jesús, citando el Libro del Deuteronomio, responde: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento» (vv. 37-38). Habría podido detenerse aquí. En cambio Jesús agrega algo que no había sido preguntado por el doctor de la ley. De hecho dice: «El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (v. 39). Este segundo mandamiento tampoco lo inventa Jesús, sino que lo retoma del Libro del Levítico. Su novedad consiste justamente en el juntar estos dos mandamientos – el amor por Dios y el amor por el prójimo – revelando que son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medulla», introdujo el Papa.

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Foto: Radio Vaticano

El Pontífice señaló que el cristiano, al amar a sus hermanos, se torna señal visible del amor de Dios al mundo. Este mandamiento del amor, expresado en el Evangelio de San Mateo, está en el corazón de la vida cristiana.

«El amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor», expresó el Papa. La vida de piedad debe ser inseparable «del servicio a los hermanos, de aquellos hermanos concretos que encontramos». «Acuérdense de esto: el amor es la medida de la fe. Tú ¿cuánto amas? Cada uno se responda ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor», enfatizó.

Al unir el mandamiento del amor a Dios y el del amor al prójimo, Dios «nos entrega dos rostros, es más un solo rostro, aquel de Dios que se refleja en tantos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado está presente la imagen misma de Dios».

El Papa concluyó señalando que para cumplir estos dos mandamientos de amor, el Señor «nos dona el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón libre y generoso. Por intercesión de María, nuestra Madre, abrámonos para acoger este don de amor, para caminar siempre en esta ley de los dos rostros, que son un solo rostro: la ley del amor».

Con información de News.va

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