Obispo de Gualeguaychú, Argentina: Con relación a las drogas urge pasar de la preocupación a la acción

Gualeguaychú (Martes, 28-10-2014, Gaudium Press) Tras reconocer que desde hace un buen tiempo se discute el tema de la drogadicción en Argentina, el obispo de Gualeguaychú, Mons. Jorge Eduardo Lozano, afirmó que la preocupación no es suficiente y se necesita dar un primer paso hacia la acción. El prelado alertó también sobre las consecuencias de los «mensajes ambiguos» que generan la idea de que «hay consumos inocuos» e ilustró: «Una de las mayores amenazas en el desierto es el espejismo. Nos engaña con apariencias y nos hace correr hacia la nada, malgastando energía y sumando decepción. Mientras tanto, quienes se enriquecen son las mafias del narconegocio, organizadas por personas inescrupulosas sin Patria, sin solidaridad, con ambición de dinero y poder».

Sobre la búsqueda de soluciones, el prelado invitó a todos a pensar, pues «todos somos responsables, aunque en distinta medida».

Mons. Jorge Lozano Foto: Episcopado.org

Acerca de las causas, Mons. Lozano dijo que el hiperconsumismo aporta la mentira de que las cosas materiales llenarán las ansias de las personas. Entretanto, «incluso para quienes tienen un pasar económico de abundancia, la experiencia de deseos sobre-satisfechos tampoco les alcanza. Algunos dicen ‘tengo todo, y no soy feliz’. Es que los anhelos profundos del espíritu humano no se serenan con cosas», reflexionó.

El Obispo también habló de la soledad que reina en este mundo. Es «curioso que en una sociedad con grandes avances tecnológicos en cuanto a comunicación, las experiencias de profunda soledad sean más comunes de lo que se piensa». Igualmente expresó que «la pobreza, el abandono escolar (sea por repitencia reiterada o falta de motivación), la falta de trabajo digno que permita formar una familia, son caldo de cultivo para actitudes de evasión y fuga de la realidad».

Tras afirmar que «el vacío existencial característico de este tiempo es un problema grave», recordó que el papa Juan Pablo II decía que «la droga es expresión de un profundo malestar existencial».

El prelado manifestó que el Estado tiene como responsabilidad establecer políticas públicas de educación y trabajo, y concluyó alentando a un diálogo continuo sobre el tema, en la casa, la catequesis, el trabajo, con los amigos, a fin de ayudarse mutuamente.

Con información de Aica