San Pablo (Martes, 04-11-2014, Gaudium Press) La reciente Beatificación de Madre Assunta Marchetti, en la Arquidiócesis de San Pablo, Brasil, es el tema del más reciente artículo escrito por el Arzobispo de San Pablo, Mons. Odilo Pedro Scherer.
«El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presidió la ceremonia de la beatificación en nombre del papa Francisco. Fue un momento muy bello, vivido por nuestra Iglesia, en San Pablo, donde la nueva bienaventurada pasó la mayor parte de su vida misionera», escribió Mons. Odilo.
El Cardenal afirmó que «el testimonio de vida cristiana, misionera y religiosa de la Madre Assunta es mucho para nuestro tiempo y la aprobación de su beatificación, por el Papa Francisco, es paradigmática y confirma los rumbos apuntados por su Pontificado».
«Él nos llama a ser una Iglesia de la caridad, una especie de ‘hospital de campo’, atentos a las heridas y sufrimientos de la humanidad; una Iglesia samaritana, sensible y solidaria, que se coloca al servicio de todos. Madre Assunta, al inicio del siglo XX, fue ‘madre de los huérfanos, los migrantes y los pobres’, dedicándose enteramente a aliviarles los sufrimientos y privaciones a que eran sometidos», destacó.
El Cardenal Scherer recordó que nosotros, así como la Madre Assunta, «somos convocados a ser una Iglesia misionera, una ‘Iglesia en salida’, que lleva a todos la alegría del Evangelio (Evangelii gaudium) por la palabra y, sobre todo, por los gestos y actitudes concretas».
«Su dinamismo misionero llevó a muchas otras personas a juntarse a ella, extendiendo todavía más ampliamente su acción misionera. Fue también Co-Fundadora de una Congregación misionera, que continua viviendo su dinamismo misionero», resaltó.
El Arzobispo de San Pablo también destacó que el próximo día 1º de noviembre, la Iglesia en el mundo conmemoró, «con acción de gracias y alabanza a Dios», el Día de Todos los Santos y recordó que «la santidad es la vocación de todos los bautizados y discípulos de Cristo».
«Solo está en el cielo quien es santo y vive en plena sintonía con Dios. Los santos y bienaventurados nos dejaron un ejemplo de vida que nos estimula y alienta a hacer bien nuestra parte también».
Mons. Odilo además señaló: «los Santos y bienaventurados no son figuras míticas ni idealizadas. Fueron grandes cristianos, buenos católicos, fieles testigos del Evangelio. Fueron personas reales e históricas, caminaron por las calles de San Pablo». (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo
Deje su Comentario