jueves, 05 de diciembre de 2024
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Cardenal Tempesta visitó tres cementerios en el Día de Finados

Río de Janeiro (Martes, 04-11-2014, Gaudium Press) El Arzobispo de Río de Janeiro, Cardenal Orani João Tempesta, rezó este domingo por los fieles difuntos en tres cementerios de la ciudad de Río de Janeiro.

«Aprovechemos el tiempo, que está a nuestra disposición, para vivir con sabiduría, oyendo y colocando en práctica la Palabra de Dios. Aprovechemos el hoy de nuestra vida para hacer el bien, para amar y servir al prójimo. Hacer el bien es un don que fortalece nuestra amistad con Dios en este mundo y se hace pleno en la eternidad».

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Según Mons. Orani, las celebraciones de la Solemnidad de Todos los Santos y el Día de Finados son tiempos para pensar en la vida presente y la vida futura, pues «no podemos vivir solo el hoy, olvidando el mañana, de la vida que continua» y «las dos celebraciones nos hacen pensar de dónde vinimos, para dónde vamos, el sentido último de la vida».

«El don de la Fe nos hace entender que fuimos creados por Dios, y cuando creemos en la eternidad la vida pasa a tener otro sentido», completó.

Para el purpurado, «somos llamados a contagiar al mundo que está lejos de Dios, que olvida el valor de la vida eterna».

El Día de Finados, continuó, es un día dedicado a la oración, pues «mientras estamos en este mundo, tenemos tiempo para conocer y andar en los caminos de Dios y, si es preciso, la oportunidad de convertirnos. Después que termina nuestro tiempo, cuando partimos, vamos a precisar de quien rece e interceda por nosotros».

«Es bueno y saludable rezar por los fallecidos. Creemos que aquellos que partieron continúan vivos y que nuestra oración, dentro del plan de Dios, que es siempre presente, intercederá por ellos», resaltó.

Finalizando su homilía, Mons. Orani recordó que «junto con la añoranza, tenemos la confianza de la vida que continua».

«Nuestros fallecidos, que amamos, no están junto a nosotros, sino en Cristo estamos unidos. Como peregrinos, pero en comunión con la Iglesia triunfante y padeciente, recemos por los que partieron, para que sean justificados de sus pecados por la sangre que Cristo derramó en la Cruz. Para que cada uno, por el misterio de la redención, pueda contemplar la visión beatífica, la vida nueva en Dios», concluyó. (LMI)

De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Río de Janeiro

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