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Ankara (Viernes, 28-11-2014, Gaudium Press) «Durante un mes y más, con toda la comunidad cristiana, oramos por esta visita. Para que verdaderamente traiga frutos de justicia, paz y diálogo. Lo esperamos verdaderamente con alegría»: Es lo que afirma Mariagrazia Zambon, laica consagrada de la diócesis de Milán, en Turquía desde el 2001, muy emocionada con la visita del Papa Francisco al país. «Aquí existe la conciencia de que Francisco pueda decir palabras importantes hablando con todos. Hay confianza en su papel de mediador para alcanzar una convivencia pacífica en el respeto mutuo», dice.
Mariagrazia habló con Radio Vaticano sobre el día a día de los católicos en el país.
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| «Casa de la Virgen», en Efeso, Turquía |
«La vida de nuestra pequeña comunidad en Turquía -relata- es muy diferente de una ciudad a otra. Donde existe la presencia, también institucional, de una iglesia, como en Ankara, Estambul, o Izmit, la situación es más fácil. Para los grupúsculos de cristianos difusos, sin puntos de referencia, las condiciones son mucho más complicadas. Esta es la razón por la que la presencia de un Padre que viene a confirmarlos en la fe, como hace el Papa, es realmente muy importante». «El asesinato del padre Santoro en 2006 y del obispo Padovese en 2010 todavía pesan sobre la vida de nuestra comunidad», expresa la laica. «Aquel del vicario apostólico de Anatolia también, por el gran vacío que ha dejado. No ha sido aún nombrado su sustituto y se siente mucho la falta de un pastor en esas zonas».
Acerca de la cercanía con las zonas en conflicto, y de los refugiados que constantemente llegan a territorio turco, Mariagrazia expresa que «en el territorio turco hay un millón de refugiados sirios y todo esto ha revolucionado el rostro del país y su actitud hacia estas poblaciones». Entretanto, la laica consagrada afirma que esos fenómenos cuestionan a la sociedad turca, la cual rechaza completamente la violencia del Isis.
Con información de Radio Vaticano
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