Ciudad del Vaticano (Lunes, 01-12-2014, Gaudium Press) Al final de su visita Ad Limina, y como es de rigor, los obispos suizos fueron recibidos esta mañana por el Papa Francisco, quien les ofreció un discurso.
«Sin una fe viva en Cristo resucitado -expresa el Papa- las hermosas iglesias y monasterios terminan convirtiéndose poco a poco en museos; todas las obras dignas de alabanza y las instituciones pierden su alma dejando sólo entornos vacíos y personas abandonadas . La misión que se os ha confiado es pastorear el rebaño, caminando, según las circunstancias, delante, en medio o detrás…. El pueblo de Dios no puede subsistir sin sus pastores, obispos y sacerdotes; el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica al servicio de la unidad de la fe y de su transmisión completa».
A la par de continuar sus fatigas en la formación de seminaristas, «un reto para el futuro de la Iglesia», el Papa Francisco invitó a los pastores a mantener un profundo diálogo con los sacerdotes «un dialogo humilde, verdadero y fraterno a menudo permite un nuevo comienzo». También les pide que aprecien el apoyo y compromiso de los laicos diferenciando bien el trabajo de sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio de servicio y que seleccionen con esmero a los catequistas y formadores para que los laicos puedan integrarse realmente en la vida de la Iglesia siguiendo un camino que comienza en el bautismo.
«La Iglesia -recuerda el Papa Francisco- procede de Pentecostés… cuando los apóstoles salieron y empezaron a hablar en todas las lenguas, manifestando así a todos los hombres, por la fuerza del Espíritu Santo, su fe viva en Cristo resucitado. El Redentor nos invita siempre a anunciar la Buena Nueva sin dejarnos llevar por los caprichos humanos». Finalmente imparte la bendición apostólica y manifiesta el deseo de que los obispos suizos puedan seguir cultivando con diligencia y paciencia el campo de Dios, manteniendo la pasión por la verdad, y los alienta a proseguir juntos el camino, confiando el futuro de la evangelización de su país a la Virgen María y a la intercesión de San Nicolás de Flue, San Mauricio y sus compañeros.
Con información y foto de Radio Vaticano
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