Valencia (Lunes, 01-12-2014, Gaudium Press) Con ocasión del inicio del Año de la Vida Consagrada, el Cardenal Antonio Cañizares ha invitado a «conocer más y mejor el don inmenso que ha concedido Dios a la humanidad que es la vida consagrada, porque no se conoce suficientemente la vida consagrada y, por eso, quizás no se le ama y aprecia como debiera serlo por todos».
El purpurado español, afirmó en la homilía de la Eucaristía que dio inicio al Año de la Vida Consagrada en su sede valenciana que «nuestra sociedad tiene necesidad de hombres y mujeres que den testimonio de Dios vivo ante un mundo que le niega y olvida».
A los consagrados, representados en quienes estaban presentes en la eucaristía, el Cardenal Cañizares expresó «gran reconocimiento, admiración y gratitud por cuanto sois y hacéis por la Iglesia» y les exhortó a «seguir siendo vehículo privilegiado para la evangelización, dando testimonio de vuestra fidelidad al Señor y siendo signo de total disponibilidad».
Necesitamos la Vida Consagrada
El Cardenal aseguró que «necesitamos la vida consagrada, conocerla y darla a conocer a todos los miembros del pueblo de Dios, suscitar vocaciones para esta forma de vida, porque la necesitan siempre la Iglesia y los hombres pero sobre todo en estos momentos en que se hace necesario el testimonio de que sólo Dios basta».
«Es necesario renovar y revitalizar la vida consagrada», ha expresado el arzobispo de Valencia, sobre todo «en este tiempo apremiante» para la nueva evangelización que vivimos.
«En un mundo que intenta ocultar y olvidar a Dios, muchos opinan que la fe ya no tiene sentido, y hay que reconocer que existen síntomas graves que parecen indicar un cierto desplome de la fe cristiana, la conciencia cristiana se ha debilitado». El Cardenal se refirió a cierta «escasa vitalidad evangelizadora», en que «la fe cristiana se propone tímidamente, a veces desprovista de toda su fuerza y originalidad, y eso se manifiesta en un cristianismo empobrecido en elementos que le son constitutivos, en un debilitamiento ético y la atención religiosa y moral desmantelada».
Entretanto, «esta situación no nos debe llevar al pesimismo sino que debe ser un acontecimiento de gracia que nos encamina hacia la autenticidad y el vigor de la fe en Jesucristo». En consecuencia, «es la hora de la oración, de la súplica a Dios cargada de esperanza», en este tiempo de Adviento, que comienza hoy.
Con información de Infocatolica
Deje su Comentario