Santiago (Martes, 02-12-2014, Gaudium Press) Hasta el Santuario Votivo de Maipú llegaron cientos de religiosos y religiosas para participar, el pasado sábado 29, de la eucaristía con que la Iglesia chilena dio oficialmente inicio al Año de la Vida Consagrada convocado por el Papa Francisco.
| Monseñor Jorge Vega |
La celebración fue organizada por la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile (CONFERRE), en conjunto con la Conferencia de Institutos Seculares (CONIS) y la Conferencia Episcopal.
Al iniciar la Santa Misa, el obispo prelado de Illapel y celebrante, monseñor Jorge Vega, dijo a los presentes: «Tengo la esperanza y la convicción de que el Señor nos va a bendecir este año. Va a ser un tiempo de reflexión y acción de gracias».
En este sentido, destacó que durante este año «la vida consagrada se mirará a sí misma y analizará cómo está viviendo su papel profético en el mundo actual; cómo está respondiendo al llamado que constantemente se le hace desde las periferias, y buscará discernir cuáles son éstas».
«Que este año la vida consagrada no esté centrada en las luces y fuegos artificiales de activismos sin sentido (…) Tiene que salir al encuentro de la periferia sin tener miedo a abandonar las comodidades en las cuales tantas veces nos realizamos, y en lugares donde no somos imprescindibles», agregó.
El encuentro terminó con un especial envío. Cada asistente recibió un sobre de papel para llevar a sus lugares de servicio y misión semillas que fueron bendecidas previamente en el altar, como señal de que el Año de la Vida Consagrada comienza a «entrar en la tierra profunda de nuestro corazón».
Con información de la Conferre





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