San Pablo (Martes, 23-12-2014, Gaudium Press) En la proximidad de la Navidad, el Cardenal Arzobispo de San Pablo, Mons. Odilo Pedro Scherer, escribió un nuevo artículo. Esta vez, resaltando el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Ya al inicio del texto, el purpurado usó uno de los trechos de la Liturgia de las Horas de la Navidad, que ejemplifica la invitación para vivir la alegría de ese período, hecho por el Papa León Magno en el Siglo V.
«Hoy, amados hijos de Dios, nació nuestro Salvador. ¡Alegrémonos! No puede haber tristeza en el día en que nace la vida; una vida que, disipando el temor de la muerte, nos llena de alegría con la promesa de la eternidad».
Esa invitación, dijo, nos ayuda a «comprender mejor la importancia y el valor de la vida humana», pues quiso el propio Hijo de Dios, «sin dejar de ser lo que era desde la eternidad», experimentar nuestra vida humana y venir a hacerse presente en nuestro medio.
«Él mismo es ‘el camino, la verdad y la vida’. Vino a este mundo para restaurar la vida, marcada por la muerte, y restituir la dignidad a toda vida humana; vino a superar el poder de la muerte y tornarse el vencedor del pecado. Señor de la vida, él camina al frente de los suyos, para introducir en su Reino de vida eterna a todos aquellos que lo siguen.»
Al tratar el misterio de la Navidad, el purpurado afirmó que él «nos confronta con la simplicidad y la fragilidad de la vida», una vez que Dios viene «al encuentro de toda persona y nadie debe sentirse olvidado o menos amado: Él se hizo todo para todos, para salvar a todos».
«Si cada vida humana es tan preciosa a los ojos de Dios, debe serlo para nosotros también. Delante de Dios, nadie es un número, un ser sin rostro, ni pieza insignificante en la gran máquina del universo. Por eso, invita además San León Magno: ‘¡toma consciencia, oh cristiano, de tu dignidad!’ «, resaltó.
Finalizando su artículo, Mons. Odilo enalteció que el período navideño «es lo máximo de la valorización de la vida humana» y pidió «que las madres sean reverenciadas porque generan y acogen la vida» y «los niños sean mirados con cariño», pues «son botones de vida, flor delicada, ‘sonrisa de Dios’ para la humanidad», de la misma forma como son «los enfermos, ancianos y todos los que sienten la vida fragilizada», que también deben ser socorridos, junto con los que se encuentran «encarcelados y los que viven en situación de riesgo».
«¡Y quien es fuerte y tiene salud, dé gracias a Dios por la vida y haga el bien al prójimo! ¡Feliz y bendecida celebración de la Navidad, fiesta de la vida!» (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo.
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