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El Belén de la Catedral de Burgos, una maravilla

Burgos (Viernes, 26-12-2014, Gaudium Press) La idea surgió de un militar con fe, el subteniente Juan Carlos Llorente, el que desde hace más de 20 años junto con el Regimiento de Transmisiones 22, realiza uno de los pesebres más grandes del mundo, el de la Catedral de Burgos.

«Hace 23 años coincidimos en la misma unidad mi compañero Enrique Menayo (quien también es director y organizador) y yo, que hacíamos belenes desde niños. Juntamos conocimientos y fuimos poco a poco captando nuevos compañeros para este fin», dice Llorente.

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A los pocos, el pesebre se tornó punto de honra del regimiento. Desde 1996 la iniciativa ha ido creciendo y hoy, además de ser un difusor de la fe, es un «Belén solidario», con el que se han recaudado 177.156,69 euros, repartidos entre 31 asociaciones de carácter benéfico y ONGs y las obras de restauración de la catedral. Este año, los donativos recogidos serán destinados para Cáritas Castrense, ACCEM Burgos (Asociación Comisión Católica Española de Migraciones) y las mencionadas obras de restauración de la seo burgalesa.

La versión 2014-2015 del pesebre es especial, pues duplica en su tamaño a la edición anterior. Hay también 60 nuevas figuras que escenifican 19 nuevas escenas, porque el pesebre del claustro bajo de la Catedral de Burgos no se limita solo a ilustrar el nacimiento del Salvador: Hay allí escenas del arca de Noé, la torre de Babel, termas romanas, una enorme bahía, entre otras. «Este año sobrepasaremos las 1.500 figuras, de las cuales hay más de 60 que están en movimiento», expresa el teniente. Hay incluso escenas alusivas a evangelios apócrifos, para explicar costumbres de entonces. En total, 87 escenas del antiguo y nuevo testamento. Los guiones de las escenas son todos del teniente Llorente.

Es claro, todo lo que es bello y bueno, exige esfuerzo, que Dios sabrá recompensar: «Requiere mucho trabajo y no disfrutar apenas de las Navidades, sacrificando en muchos momentos la vida familiar. No solo hay que montar el belén durante mes y medio, sino cuidarlo y realizar el mantenimiento diario, y además nos turnamos con nuestros compañeros para estar allí durante su apertura. Y después recogerlo todo y dejar el claustro impecable», recalca Llorente.

Con información de Infocatolica

 

 

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