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Ciudad del Vaticano (Lunes, 29-12-2014, Gaudium Press) Un emotivo encuentro se vivió en el Vaticano el pasado domingo 28 de diciembre, cuando el Papa Francisco recibió en audiencia a la Asociación Italiana de Familias Numerosas, las cuales llevaron, como era de suponerse, un gran número de niños y jóvenes que alegraron el recinto del Aula Pablo VI. En su discurso a los miembros de la asociación, el Pontífice destacó las cualidades de estas familias y el importante llamado a los padres a compartir esta riqueza con el común de la sociedad. «Ustedes han venido con los más bellos frutos de su amor», expresó el Santo Padre. «La maternidad y la paternidad son un don de Dios, pero aceptar este regalo, admirar su belleza y hacerla brillar en la sociedad es su tarea».
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| El Papa Francisco saluda a las familias en el Aula Pablo VI. Foto: Pontificio Consejo para la Familia. |
El Papa destacó como milagro la existencia de cada uno de los hijos en las familias. «Cada uno de sus niños es una criatura única que nunca se repetirá en la historia de la humanidad», describió el Pontífice. «Cuando este es entendido, que cada uno ha sido querido por Dios, uno se maravilla de cómo cada niño es un gran milagro». El Santo Padre destacó el hecho de que un hijo pueda transformar la vida de sus padres, y las grandes ventajas de que pueda ser acompañado por hermanos y hermanas que enriquezcan su experiencia familiar. «Es bueno para ustedes: los hijos e hijas de una familia grande son más capaces de compañerismo desde la infancia temprana. En un mundo frecuentemente marcado por el egoísmo, la familia numerosa es una escuela de solidaridad y de compartir, y esta actitud se convierte en un beneficio para toda la sociedad».
El Papa Francisco habló además de la unión de las diferentes generaciones en la historia familiar, en la cual los hijos son los buenos frutos de un tronco saludable que tiene raíces profundas en los abuelos. «La gran familia humana es como un bosque, donde los buenos árboles dan solidaridad, comunión, confianza, apoyo, seguridad, alegre sobriedad, amistad», indicó. También recomendó la presencia de los abuelos, quienes encarnan los valores familiares y quienes en muchos lugares han sido los garantes de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones, incluso en contextos de persecución.
«Queridos padres, les estoy agradecido por el ejemplo de amor a la vida, que preservan desde la concepción hasta el fin natural, a pesar de todas las dificultades y cargas de la vida y de que, desafortunadamente, las instituciones públicas no siempre les ayudan», comentó el Pontífice, quien pidió que se manifiesten en la práctica las previsiones de apoyo a estas familias consignadas en el orden legal. «Cada familia es una célula de la sociedad, pero las familias grandes son células más ricas, más vibrantes, y el estado tiene un interés en invertir en esto». El Papa aplaudió que la asociación, así como instituciones análogas a nivel europeo, den mayor visibilidad e influencia a las familias numerosas para la transformación de la sociedad y su propia protección.
El Santo Padre oró por la familias que atraviesan crisis económicas o emocionales, y encomendó la totalidad de los presentes bajo la protección de la Sagrada Familia, cuya memoria litúrgica se celebraba ese día. El Papa impartió su bendición apostólica y pidió a las familias orar especialmente por él.
Con información de Zenit.
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