sábado, 23 de noviembre de 2024
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La devoción de los filipinos al Santo Niño, una de las notas destacadas del viaje papal

Manila (Lunes, 19-01-2015, Gaudium Press) La imagen de los fieles católicos en Filipinas levantando una imagen del Divino Niño Jesús, a veces de considerable tamaño, al paso del Papa Francisco fue una de las más reiteradas de la pasada visita apostólica del Pontífice a ese país. Su presencia en el territorio coincidió con la Fiesta del Santo Niño, la más grande manifestación pública de fe en Filipinas y testimonio de una devoción firmemente arraigada desde los albores de la evangelización del territorio.

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Los fieles llevaron a los encuentros papales sus imágenes del Santo Niño y las levantaron para que fueran bendecidas por el Pontífice. Foto: Catholic News Service.

«Él es mi héroe», exclamó Viljon Ilocos, de 22 años de edad, a Catholic News Service, mientras esperaba al Papa para la Eucaristía de clausura de la visita apostólica en Manila. «Cuando estuve enfermo, me ayudó», indicó el joven, quien padeció de fiebres tifoideas. «Cuando me estaba graduando me enfermé, creo que por la sobrecarga de trabajo con todas las actividades de la escuela, y de verdad creí que iba a morir. Le pedí que me diera otra oportunidad para vivir y lo hizo. Por eso lo amo tanto».

La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas presenta la devoción al Santo Niño como una expresión de la cercanía de Dios a su pueblo. La imagen «representa a un Dios que es accesible a todos y al que se puede acercarse sin miedo», afirma en su página web. «La devoción inspira las virtudes de la sencillez, la obediencia y la confianza en Dios. A la vez llama a un discipulado maduro y a un servicio amable a todos».

La presencia del Santo Niño en Filipinas comenzó en la llegada misma del explorador Fernando de Magallanes a las islas que componen Filipinas en 1521. Al arribar a la isla de Cebú, los frailes Agustinos que acompañaban al expedicionario expusieron por primera vez la fe cristiana a los habitantes y Magallanes les regaló la imagen del Divino Niño como obsequio de su bautismo. Tras el fracaso posterior de la expedición por el enfrentamiento con otras tribus de las islas, la evangelización sólo se retomó 44 años después, y la imagen de madera fue hallada prodigiosamente intacta en una edificación que fue destruida por un incendio años atrás.

La imagen del Santo Niño se tornó oscura por el fuego y en el lugar de su hallazgo se construyó un templo, siendo Cebú el epicentro de la enorme devoción que cada año convoca millones de fieles. La primera iglesia fue fabricada en madera y nuevamente un incendio la destruyó en 1628 junto con el convento de los agustinos. El Santo Niño de nuevo se preservó milagrosamente. El templo se reconstruyó, esta vez en piedra, siendo este la construcción actual, de la cual se preserva la fachada original, y que fue elevado a la dignidad de Basílica Menor en 1965, en el cuarto centenario de la evangelización de Filipinas.

Con información de Catholic News Service y National Catholic Register.

 

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