Pamplona y Tudela (Viernes, 23-01-2015, Gaudium Press) Mons. Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona y Tudela, en uno de sus recientes documentos pastorales hizo referencia sobre los frutos que trae el Sacramento de la Confirmación. «La Confirmación relaciona al bautizado con el acontecimiento de Pentecostés (Hch 2). Por eso se llama Sacramento del Espíritu. El principal fruto es recibir el don del Espíritu Santo. Es la comunicación del don de la Pascua del Señor para que reciban la ‘promesa del Padre’. En consecuencia su incorporación y asimilación a Cristo queda confirmada y sellada por el Espíritu Santo. De este hecho viene después la pertenencia a la Iglesia, el testimonio, el apostolado, los carismas y la valentía para dar testimonio incluso hasta el martirio», refiere el prelado.
Mons. Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona y Tudela / Foto: iglesianavarra.org. |
Pero, como explica Mons. Pérez, «sólo Dios concede el mayor don que es el Espíritu Santo», pese a que algunos piensen que el Sacramento sea una opción personal que cada quien hace de manera libre. «En cierto sentido tienen razón -agrega el Arzobispo-, aunque esto es un fruto de este Sacramento (…) Nadie tiene derecho o ha hecho méritos para recibirlo. Es puro regaló de la gracia».
«No es exacto decir: yo opto por Cristo, ya que Él es el primero que ha optado por nosotros. Él tiene la iniciativa que nosotros secundamos respondiendo positivamente a su gracia. ‘Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca'», prosigue citando parte del Evangelio de Juan.
Mons. Pérez, teniendo en cuenta el Catecismo de la Iglesia Católica, dice también que quien recibe la Confirmación está recibiendo una fuerza especial, sobre todo, «para vencer las tenciones y los enemigos de la fe». Por lo contrario, quien sólo ha recibido el Bautismo es como un niño recién nacido; débil y frágil. Por eso -como añade el prelado- «es muy importante que los niños y jóvenes reciban este Sacramento porque además de la fortaleza se reciben los dones de: Sabiduría, fortaleza, inteligencia, consejo, ciencia, piedad y temor de Dios».
Recuerda, además, que quien recibe el don del Espíritu Santo tiene también un compromiso, que es el de «llevar una vida propia del cristiano, practicando la religión en las celebraciones litúrgicas y viviendo según los principios de Jesús de lucha por la verdad, la justicia, la paz, la caridad, la ayuda a los necesitados y el amor misericordioso».
Confirmación en la Iglesia de Santa Inés Extramuros de Roma, Museo de las Bellas Artes Rouen / Foto: Gaudium Press. |
Como lo expresó en una ocasión el Papa San Juan Pablo II, quien es citado por el Arzobispo de Pamplona y Tudela: «La venida del Espíritu, con sus dones y frutos propios, tiene como objetivo específico la formación de cristianos maduros y responsables como lo fueron, al fin, los Apóstoles a la salida del Cenáculo. Como en ellos, la madurez de los confirmados se expresa en el apostolado consciente y activo, como testimonio vigoroso del Señor resucitado y de su Evangelio».
Y aunque este compromiso resulte en muchas ocasiones difícil para los confirmados -como concluye el prelado- , «la base de la perseverancia es la conversión personal y profunda a Jesucristo».
Con información de iglesianavarra.org.
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