La Fe verdadera transcurre de ese diálogo interior con Dios, dice Cardenal Arzobispo de San Pablo, Brasil

San Pablo (Viernes, 30-01-2015, Gaudium Press) El más reciente artículo publicado por el Cardenal Arzobispo de San Pablo – Brasil, Mons. Odilo Pedro Scherer, titulado «¿Qué debo hacer?», inspirado en el pasaje bíblico de los Hechos de los Apóstoles (At 22,8), inicia hablando sobre el sorprendente encuentro de San Pablo con Jesús resucitado, a las puertas de Damasco, que en la época, fue determinante para un cambio radical en la vida del apóstol.

«En varias ocasiones y pasajes de sus escritos, él (San Pablo) vuelve a ese momento, destacando las marcas en profundidad dejadas en su vida. Él se ‘convirtió’, cambiando sus convicciones y comportamientos, dando nuevo rumbo a su vida», dijo el purpurado.

Mons. Odilo explicó que la conversión del apóstol no se dio por el hecho de haber leído muchos libros o haber hecho estudios, sino por el «encuentro con alguien, cuya presencia irradiaba una luz tan fuerte, que lo dejó ciego; la voz que oyó caló hondo en su consciencia, al punto de abalar todas las certezas que él tenía hasta entonces».

«De ahí por delante, Pablo sometió toda su vida a esa ‘voz’, que inundó su vida de infinita luz y certeza. La Fe cristiana, como bien enseñó el papa Benedicto XVI, viene del encuentro con la persona de Jesucristo y de Dios», continuó.

Según el purpurado, la Fe en Cristo nos «trae luces importantes para la acción evangelizadora de la Iglesia», una vez que «el objetivo del anuncio del Evangelio es, en último análisis, llevar a las personas a la Fe y al seguimiento de Cristo».

Nuestra predicación y acción evangelizadora, prosiguió, «precisa tener claro ese objetivo, sino, ella pierde su rumbo y fuerza», pues «quien no sabe a dónde quiere llegar, no sabe los caminos que debe seguir ni los medios que debe tomar».

«La Fe verdadera, como adhesión profunda a Dios, transcurre de ese diálogo interior, que se pasa en la consciencia y en el encuentro personal con Dios.»

El Arzobispo alerta además para la propia práctica religiosa, que muchas veces puede tornarse «una acción dirigida a la autosatisfacción, en vez de la adoración de Dios».

«Nuestra evangelización debería tener como foco principal el anuncio de la persona y de la obra de Jesucristo, como hicieron los apóstoles y como leemos Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles. El predicador debe hacer bien su parte, sabiendo que el resultado del anuncio no depende solo de él. La Palabra de Dios anunciada tiene la fuerza del Espíritu Santo, que realiza las obras de Dios en el corazón y en la consciencia de las personas», resaltó.

Al final de su artículo, Mons. Odilo resaltó que «la predicación y el proceso evangelizador precisan tocar la consciencia de las personas y ayudarlas a confrontarse con Dios», pues «con la predicación, va la pedagogía de la oración y de otros ejercicios, que ayuden a las personas a abrirse a Dios y a ‘hablar’ con Él». (LMI)