Ciudad del Vaticano (Lunes, 02-02-2015, Gaudium Press) Ante los miles de fieles que lo acompañaron en la Plaza de San Pedro para la oración del Ángelus dominical, el Papa Francisco meditó el Evangelio del día, que narra la predicación del Señor en la sinagoga de Cafarnaúm.
El Papa destacó la presteza de Jesús para ir primero a la sinagoga en sus labores de apostolado. «Jesús no posterga el anuncio del Evangelio, no piensa primero en la disposición logística, ciertamente necesaria, de su pequeña comunidad, no se detiene en la organización. Su preocupación principal es la de comunicar la Palabra de Dios con la fuerza del Espíritu Santo».
Foto: Rome Reports |
El Pontífice profundizó que significa la expresión evangélica, que afirma que Jesucristo «enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas» (Mc 1, 22).
«¿Qué significa «con autoridad»? Quiere decir que en las palabras humanas de Jesús se sentía toda la fuerza de la Palabra de Dios, se sentía la misma autoridad de Dios, inspirador de las Sagradas Escrituras. Y una de las características de la Palabra de Dios es que realiza lo que dice. Porque la Palabra de Dios corresponde a su voluntad. En cambio, nosotros con frecuencia pronunciamos palabras vacías, sin raíz, o palabras superfluas, palabras que no corresponden a la verdad. En cambio la Palabra de Dios corresponde a la verdad, es unidad a su voluntad y hace lo que dice. En efecto, Jesús, después de haber predicado, demuestra inmediatamente su autoridad liberando a un hombre, presente en la sinagoga, que estaba poseído por el demonio (cfr. Mc 1 ,23-26)».
El Papa Francisco actualizó las enseñanzas de ese pasaje bíblico, mostrando que también hoy la Palabra de Dios «libera a cuantos son esclavos de tantos espíritus malvados de este mundo: tanto el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la sensualidad… El Evangelio cambia el corazón, El Evangelio, el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en propósitos de bien. ¡El Evangelio es capaz de cambiar a las personas!». El reconocimiento de esta eficacia de la Palabra divina, nos debe mover a la misión: «es deber de los cristianos difundir por doquier su fuerza redentora, llegando a ser misioneros y heraldos de la Palabra de Dios».
«¡Acuérdense siempre que el Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida! No se olviden de esto. Él es la Buena Nueva, que nos transforma sólo cuando nos dejamos transformar por ella. He aquí porqué les pido siempre que tengan un contacto cotidiano con el Evangelio, que lean cada día un pasaje, un pasaje, que lo mediten y también que lo lleven con ustedes por doquier: en el bolsillo, en la cartera… Es decir que se alimenten cada día de esta fuente inagotable de salvación. ¡No se olviden! Lean un pasaje del Evangelio cada día. Es la fuerza que nos cambia, que nos trasforma: cambia la vita, cambia el corazón», instó el Papa.
Con información de Radio Vaticano
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