Roma (Viernes, 06-02-2015, Gaudium Press) La Embajada de Hungría ante la Santa Sede realizó el pasado 04 de febrero un evento conmemorativo en honor de dos prelados que se destacaron notablemente por su servicio caritativo durante la ocupación nazi de esa nación en 1944 y quienes salvaron la vida de por lo menos 15 mil judíos. Se trata de Mons. Angelo Rotta, en la época Nuncio Apostólico en Hungría, y Mons. Gennaro Verolino, quien servía como su asistente, conocidos en el país como auténticos héroes por la audacia e inteligencia desplegada para emplear los servicios diplomáticos de la Iglesia para rescatar a deportados a campos de concentración.
Mons. Angelo Rotta, Nuncio Apostólico en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. |
El evento fue presidido por el Cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio y contó con el apoyo de la Academia de Hungría en Italia. En sus palabras en memoria de los prelados, el Card. Sodano recordó el haberlos conocido personalmente y aplicó para ellos las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia».
«Hoy estamos muy agradecidos a la Embajada de Hungría ante la Santa Sede por hacernos recordar la figura excepcional de dos buenos samaritanos, que durante la ocupación nazi de Hungría, en los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial, generosamente se dedicaron a la salvación de judíos», expresó el purpurado, quien destacó cómo los diplomáticos aplicaron en ese país los llamados del Papa Pío XII. La guerra transformó radicalmente las condiciones de Hungría, que «Mons. Rotta fue capaz de enfrentar con gran fortaleza y profunda previsión», indicó.
Mons. Gennaro Verolino, quien fue asisitente del Nuncio Apostólico en Hungría. |
Se calcula que la Nunciatura Apostólica en Hungría expidió la inusitada cifra de más de 15 mil salvoconductos que ponían a los beneficiarios, en su gran mayoría judíos deportados a campos de exterminio, bajo la protección del acuerdo de neutralidad de la Santa Sede. Esta acción los dejaba fuera de la jurisdicción de las autoridades del régimen nazi y les permitía la libertad de huir del país, razón por la cual Mons. Rotta fue expulsado del país junto a todos los diplomáticos de Hungría el 06 de abril de 1945. Además de la expedición de estas certificaciones, el Nuncio Apostólico y su asistente consiguieron crear una red de refugios para ocultar a los perseguidos en Budapest.
Ambos prelados continuaron sirviendo a la Iglesia en la Secretaría de Estado, en el caso de Mons. Rotta, y en las Nunciaturas de varios países, camino destinado a Mons. Verolino. Ambos prelados alcanzaron la dignidad de Arzobispos y ambos fallecieron en servicio a la Curia Romana; Mons. Rotta en la Casa Santa Marta en 1965 y Mons Verolino en 2005, a la edad de 99 años.
Con información de L’Osservatore Romano.
Deje su Comentario