Puerto Alegre – Brasil (Jueves, 12-02-2015, Gaudium Press) «En salida, por la paz» es el nombre del más reciente artículo de Mons. Jaime Spengler, Arzobispo de la Arquidiócesis de Puerto Alegre, en Río Grande del Sur, Brasil. El prelado reflexiona sobre el tema enumerando las siguientes exhortaciones del Papa Francisco: salir, «primeriar», tomar la iniciativa, involucrarse, acompañar, festejar.
Según el Arzobispo, delante de los desafíos que trae la obra de la construcción de la paz, estamos invitados a sentirnos involucrados en primera persona. Se trata de colaborar para buscar indicaciones, superar situaciones, presentar soluciones y desarrollar acciones a fin de promover, a todos, vida serena y tranquila.
Mons. Spengler, además, destaca que toda persona puede colaborar para hacer más humana la familia brasileña y su historia. Conforme él, urge fomentar sintonía entre las actividades profesionales, sociales, culturales y religiosas. «No se puede reducir el ámbito de la fe a la esfera de lo privado, sin considerar los deberes temporales y el cuidado para con los demás. Tampoco se puede reducir la característica cristiana de nuestro pueblo y cultura a la pertenencia a una determinada comunidad de fe, sea grande o pequeña. Hay valores, derechos, deberes, conquistas que son comprensibles solamente a partir del ocular de la tradición cristiana», evalúa.
Otro aspecto mencionado por el Arzobispo es que hay una innegable ligación entre evangelización y promoción humana: en otros términos, la evangelización posee una dimensión social. De acuerdo con él, está marcada por el «cuidado y la promoción de la dignidad humana en todas las etapas de su existencia: el cuidado con la familia, con los niños, los adolescentes y jóvenes, con los trabajadores y trabajadoras (…); la atención dispensada a los migrantes, la promoción de una sociedad que respete las diferencias, el combate al preconcepto y a la discriminación, el apoyo a iniciativas de inclusión social de los indígenas y afro descendientes, entre otras».
El prelado también resalta que la paz es posible donde se enseña, se asimila y se cultiva el respeto por el ser humano; donde cada uno sabe considerar al otro como su prójimo, «sin cualquier excepción, como ‘otro él mismo’, y cele, antes que nada, por su existencia y los medios que son necesarios para vivir dignamente».
Agrega, además, que el respeto debido a quien no cree no puede ser impuesto de forma arbitraria, silenciando sus convicciones religiosas.»La persona que cree vive en el mundo, transformándolo, donde puedan reinar la paz, la justicia, la tolerancia, la fraternidad.»
Mons. Spengler explica que delante del fenómeno de la «globalización de la indiferencia», hace falta cultivar la atención para con el mundo en que vivimos, pues la cultura del conforto y del bienestar a cualquier precio puede ofuscar nuestra visión y comprensión de los hechos. Según él, se corre el riesgo de caer en la indiferencia delante de la violencia que roba a todos.
«Hace falta hacer avanzar el bien. Como hombres y mujeres de buena voluntad, marcados por la fe, podemos favorecer el diálogo de la Iglesia con el mundo y la humanidad que lo habita. La Iglesia desea participar del proceso de construcción de una sociedad más justa y humana, como condición para la tan deseada paz. Ella no puede quedar restricta al ámbito de la vida privada», resalta.
Por último, el Arzobispo afirma que vale recordar lo que dijo el Papa: «Si alguna cosa nos debe santamente inquietar y preocupar es que haya tantos hermanos que viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesús, sin una comunidad de fe que los acoja, sin un horizonte de sentido y de vida». A lo que el prelado completa: «Y podemos también decir sin la necesaria y saludable paz». (FB)
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