Buenos Aires (Martes, 17-02-2015, Gaudium Press) Emma Morosini, italiana de 91 años, descubrió una manera de trabajar para cambiar el mundo: de una manera sencilla y anónima dio inicio a una monumental peregrinación a pie que intimidaría hasta los más jóvenes. Hace un mes y medio viene recorriendo Argentina desde San Miguel de Tucumán y su destino es la Basílica de Luján en Buenos Aires, a más de mil doscientos kilómetros de distancia. Como comparación, el Camino de Santiago que atraviesa España desde Roncesvalles tiene una longitud total de 781 kms.
Emma Morosini a su llegada al Santuario de Jasna Gora en Polonia, después de una peregrinación de más de dos mil kilómetros en 2009. Foto: Santuario de Jasna Gora. |
La peregrina explicó a los medios de comunicación argentinos el motivo de su iniciativa, la cual calificó como un «sacrificio para la Virgen por la paz en el mundo, la juventud y por todas esas familias que hoy están divididas», según informó la agencia ACI. «Muchos están separados, algunos conviven pero no son esposos, o no tienen hijos. Es muy triste».
Su progreso, que sumaba 690 kms el pasado miércoles cuando fue recibida con alegría en la localidad de Tío Pujio en Córdoba, desafía las advertencias de las autoridades de Tucumán, que intentaron disuadir a Morosini por su avanzada edad y los peligros del camino. «Los policías tucumanos me decían que no podía hacerlo porque voy sola y estoy muy anciana, y por la inseguridad y la droga, pero en el camino sólo encontré amistad y buena voluntad de la gente» relató. «Soy feliz caminando».
No es la primera peregrinación de gran envergadura que emprende y ya tiene una rutina en la cual madruga para caminar unas cuatro o cinco horas, tras las cuales descansa el resto del día. Su alimento es pan, agua y leche en polvo y lo que la hospitalidad de la gente le brinda. Usa un sombrero para el sol, zapatillas deportivas y un vistoso chaleco naranja para advertir a los vehículos de su presencia. Recorridos anteriores la han llevado por las carreteras de Polonia, Israel, México y Brasil, siempre en peregrinación a un Santuario y una petición por una grave necesidad del mundo actual.
Morosini, quien vive Castiglione delle Stiviere, Mantua, Italia, no tiene familia y el año pasado sufrió un accidente automovilístico del cual lo médicos advirtieron que le impediría caminar. «Sin embargo estoy aquí», afirmó, explicando que si Dios le concede la salud podría realizar otra peregrinación en 2016, y si es posible conocer al Papa, a quien admira profundamente. «El Papa tiene una responsabilidad enorme sobre sus hombros, que es guiar a todos los hombres hacia el buen camino» comentó. «Pasan muchas cosas malas en el mundo y tenemos que volver a la buena senda».
Con información de ACI.
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