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Bogotá (Miércoles, 18-02-2015, Gaudium Press) «Esta campaña que se llama la Comunicación Cristiana de Bienes responde a lo que la Iglesia nos pide: volver a Dios es volver al prójimo. Volver al amor de Dios es proyectar ese amor hacia los demás. Cada año nuestra atención se fija en que aquel que se abstiene -de comida, de gustos- coloque en una alcancía un dinero que luego va a servir para asistir a situaciones de emergencia que se presentan en el país. Pero también para que vayamos tomando conciencia de lo que necesitan nuestros hermanos y es prioritario en su vida»: De esta manera Mons. Fabio Suescún Mutis, Obispo titular del Ordinariato Militar y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en Colombia, introdujo en rueda de prensa el acento especial que tendrá la campaña de solidaridad de la Iglesia en esta cuaresma 2015 en el país andino, titulada «Hay valor en cada gota».
«Hay valor en cada gota, el agua es don de Dios y nosotros somos administradores. Nunca nadie se imaginó que habría un gran negocio vendiendo agua sana. Cada día hay más necesidades de agua, es decir de vivir. Y por eso es muy importante que todos los ciudadanos tengan el derecho a tomar un agua sana, que sea saludable, que no sea causa o trasmisora de infecciones», explicó el prelado.
También intervino en la rueda de prensa Mons. Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, quien ofreció a los asistentes diversos datos y estadísticas que muestran la reducción del recurso hídrico en el país y la necesidad de una toma de conciencia y de acciones necesarias para preservarlo. Asimismo Mons. Henao explicó a los periodistas las acciones concretas que la Iglesia desarrollará en esta cuaresma para que las comunidades católicas ayuden en la preservación de las fuentes de agua.
El agua y su simbolismo en el cristianismo
Mons. Suescún hizo consideraciones teológicas en torno al agua: «El agua tiene un significado muy profundo, porque el agua cuando escasea es señal de que se acercan situaciones difíciles, y peligro de muerte. Y también el agua cuando es en demasía ahoga, sepulta. Ese sentido lo tenemos muy metido en nuestra fe cristiana». Refiriéndose a los efectos vivificantes de la materia del bautismo, el prelado indicó que «en el agua el pecado queda sepultado, la maldad, la injusticia, el no compartir con los demás, para que nosotros resurjamos del agua, como creaturas nuevas, nueva creación de Dios para compartir en amor lo que Dios nos ha dado».
«Todos tenemos derecho a la vida, todos tenemos derecho al agua y todos tenemos derecho a acercarnos a Dios que es la fuente de agua viva que le da realización y felicidad a los hombres», señaló Mons. Suescún, uniendo así el derecho a la vida material y la vida espiritual.
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