Orán (Martes, 03-03-2015, Gaudium Press) Mons. Gustavo Zanchetta, obispo de Orán, en Argentina, pidió a los seminaristas cultivar la fidelidad, abandonarse en las manos de Dios y docilidad, de manera que el Señor «vaya trabajando esta tierra buena de su juventud». Esto ocurrió en misa en la parroquia de San Antonio de Padua, con la que se dio inicio al año lectivo en el seminario diocesano.
En la misa fueron recibidos nuevos jóvenes que entran al año preparatorio.
El prelado también reflexionó sobre la Cuaresma.
«La Cuaresma tiene sentido si miramos el horizonte último de nuestra
propia Pascua, esto es; revivir en nosotros la pasión de Cristo para
morir a nuestro propio pecado y resucitar a la vida de la gracia». Es preciso en este tiempo cultivar «un vínculo real y no aparente” con Cristo, que debe ser descubierto en
la propia historia personal. “Él –agregó- nos ha premiado
inmerecidamente con el don de la fe; regalo que conlleva la
responsabilidad ineludible de responderle no sólo diciendo “sí, creo”,
sino con la consecuente misión que esa fe trae consigo».
Al comentar el evangelio de la Trasfiguración, Mons. Zanchetta dijo que el camino del discípulo es seguir los pasos del Maestro, en toda situación:»La Iglesia nos pone frente al desafío de meditar y reflexionar sobre nuestras propias tentaciones. Esas que nos movilizan no precisamente hacia el encuentro con la vida, sino que nos atan a las seducciones del mundo y tantas veces a desandar caminos. Por eso el evangelio nos enfrenta con una palabra siempre nueva, que más de una vez no queremos escuchar. Cristo también hoy nos desafía a tener una mente abierta y un corazón creyente para comprender que nuestro camino tiene que asumir la cruz de la renuncia y el sacrificio como ofrenda de amor», expresó el obispo.
Monseñor Zanchetta concluyó su homilía alentando a los seminaristas a «dar la vida a favor de este pueblo bueno».
Con información de Aica
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