Nuevo Hamburgo (Jueves, 05-03-2015,Gaudium Press) Mons. Zeno Hastenteufel, Obispo de la Diócesis de Nuevo Hamburgo, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, afirma en su más reciente artículo que en este tercer domingo de Cuaresma la Iglesia nos coloca delante de los mandamientos de la Ley de Dios, para que cada cristiano pueda hacer la renovación de su alianza con el Señor.
Según el Prelado, los mandamientos son como las cláusulas de la alianza o las condiciones que nos dan la certeza de que Dios va a continuar siempre a nuestro lado, para protegernos y acompañarnos, desde que cada uno de nosotros haga su parte, que consiste precisamente en observar los diez mandamientos.
«Es importante observar que, en el texto del Éxodo, el día santificado es el sábado. Es el séptimo día, ya que la semana comenzaba con el domingo. Pero, a partir de la Resurrección del Señor, el día después del sábado pasó a ser llamado ‘Dies Domini’, esto es, Día del Señor, o entonces domingo, el día santificado de los cristianos», explica.
De acuerdo con el Obispo, en la segunda lectura, San Pablo a los Corintios hace la gran afirmación de su teología y centro de su obra evangelizadora: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos e insensatez para los paganos. Él ahora está vivo entre nosotros» (1 Cor 1,23). Este es Pablo, el gran convertido y que asumió a Jesucristo como centro y punto de partida de toda su obra misionera en el mundo».
Mons. Zeno destaca también que el Evangelio de este tercer domingo de Cuaresma nos presenta un Jesús profundamente humano e indignado delante de lo que estaba viendo y asistiendo: el templo de Dios estaba transformado en una casa de negocios, de cambios y lleno de monedas, rodando el dinero; Jesús entonces hizo un azote de cuerdas y expulsó a los vendedores del templo.
«Se trata de una escena que tuvo importancia decisiva en el proceso de condenación y muerte del Señor. Allá, en el tribunal de Pilatos, fueron presentados los argumentos contra Jesús: el destruiría el templo de Dios y en tres días lo re-edificaría de nuevo», completa.
Por último, el Obispo afirma que San Juan incluso anota que todo esto aconteció cuando ya estaba próxima la pascua y muchos autores modernos colocan esta escena como aquella que aceleró el proceso de condenación. Entretanto, conforme el Prelado, el único evangelista que trata de esta cuestión es San Juan, y todo indica que el evangelista vio en todo esto una previsión profética al respecto de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
«Que nosotros todos sepamos redescubrir la sacralidad de nuestro templo y de nuestras iglesias, precisamente en este tiempo de Cuaresma, cuando queremos trabajar nuestra propia conversión y aproximarnos a este Cristo que una vez más muere y resucita por nosotros. Todos nosotros precisamos también celar por la seguridad de nuestros templos y de las personas que lo frecuentan», concluyó. (FB)
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