Corrientes (Viernes, 13-03-2015, Gaudium Press) Mons. Domingo Salvador Castagna, Arzobispo emérito de Corrientes, Argentina, sugirió como parte de su predicación que el espíritu de la Cuaresma sea acompañado de un decidido propósito educativo para que las nuevas generaciones desarrollen desde temprana edad una adecuada conciencia de su identidad bautismal y un discernimiento claro entre el bien y el mal. Esta solicitud es urgente, sobre todo, a causa de la propagación de la confusión moral de una cultura permeada por una visión contraria al cristianismo. «El aparato propagandístico contribuye a enfermar más a los consumidores ya enfermos», alertó el prelado. «Les parece aburrida la exposición del bien y, su estado de declive moral, los predispone a dejarse seducir por el mal».
El gusto por el bien y la belleza actúa como contrapeso a la propagación del mal y la promoción del desorden moral. Foto: Catedral de la Magdalena en Salt Lake City, por Pedro Szekely. |
Mons. Castagna recordó en su homilía reproducida por la agencia AICA la importancia de la adecuada preparación al misterio de la Pascua a través de la conversión, «para extraer, de sus propuestas, las riquezas espirituales expresadas en la enseñanza evangélica y en los sacramentos». Pero advirtió a su vez que «ese proceso debe darse desde el comienzo. De otra manera no logrará su cometido de fe, como está ocurriendo con muchos cristianos, que aparentan conservar una tenue, casi inexistente, conciencia bautismal».
Belleza y Evangelización
Muchos católicos han perdido la conciencia de su vocación a la santidad y del atractivo del bien, y la educación cristiana, «familiar, escolar y universitaria – y la que ejercen los medios de comunicación», debe asumir la misión de «hacer apetecible el bien y desagradable todo desorden moral». La forma de alcanzar este fin es a través de una formación que permita «reeducar el gusto por la verdad y la belleza», una acción que calificó como una «tarea pre evangelizadora» necesaria en todos los niveles.
«Se ha empobrecido el gusto por lo éticamente bueno y por lo bello», alertó el Arzobispo emérito, quien hizo un llamado a elevar la visión por encima de opciones inferiores que limitan el espíritu. «La vida no es un conjunto de instintos irrefrenables; en virtud de la libertad es educable y, por ello, necesita ser guiada por Quien la ha acordado al hombre como don principal», explicó. «Los términos de esa orientación están escritos en los corazones sanos. Además, en consideración al estado de letargo causado por el pecado, Dios revela su voluntad en Diez Mandamientos».
Finalmente el prelado invitó a los fieles a un compromiso cuaresmal de auténtica escucha de la Palabra de Dios y de apertura a Jesucristo. «Perder la oportunidad de conocer a Dios, mediante este gesto de su entrañable amor por nosotros, es una verdadera estupidez. El pecado, que está esencialmente calificado como soberbia, ocasiona esa estupidez», afirmó Mons. Castagna. «Gente talentosa, que por la soberbia pierde lastimosamente los dones intelectuales recibidos, se desprende de su orientación al bien y a la verdad». El Arzobispo emérito culminó con un llamado a la humildad para preservar los dones de Dios.
Con información de AICA.
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