San Francisco (Miércoles, 18-03-2015, Gaudium Press) El Arzobispo de San Francisco, Estados Unidos, Mons. Salvatore Cordileone, escribió una carta a los docentes de las instituciones educativas católica el pasado mes de febrero para explicar el motivo por el cual la Iglesia local ha introducido un nuevo documento para garantizar que el testimonio público de vida de los educadores sea coherente con los principios de la educación católica. El texto, que responde a las críticas de algunos sectores que se oponen a esta decisión, reafirma la «más seria responsabilidad» de la educación de las nuevas generaciones y la obligación de los educadores católicos de promover «la santidad, la virtud y la evangelización».
Mons. Salvatore CordileonE, Arzobispo de San Francisco, Estados Unidos (derecha). Foto: Shawn Calhoun. |
La misiva inicia con el reconocimiento del prelado por el trabajo que los docentes hacen por el conocimiento, el desarrollo y el crecimiento de los alumnos en la fe católica, así como «la energía, la experiencia y la devoción que aportan a este maravilloso y muy crítico emprendimiento». El Arzobispo recordó la doble obligación de una alta calidad académica y un testimonio coherente con la identidad católica. Este deber es adquirido sobre todo con los padres de familia, quienes tienen el derecho de elegir una auténtica formación cristiana para sus hijos y quienes esperan que su educación sea un aporte en la vida espiritual y con la Iglesia, que funda sus escuelas como «instrumentos invaluables en la proclamación de la Buena Nueva de una generación a la siguiente».
Una exposición clara de la Doctrina
En la intención de preservar estas funciones y para informar de manera más clara a los educadores, «yo desarrollé un documento que clarifica asuntos católicos en nuestras escuelas católicas», explicó Mons. Cordileone. El Arzobispo aclaró «clara y enfáticamente» que el objetivo de esta iniciativa «no es identificar para el despido de nuestras escuelas a ningún profesor, singular o colectivamente, ni introduce nada esencialmente nuevo en el contrato o el manual de la facultad».
El prelado explicó que la Iglesia debe actuar de acuerdo con la realidad actual, en la cual existen muchas personas que tienen opiniones directamente contrarias a la Doctrina Católica, y existe una gran presión «sobre todos para conformarnos con una cierta agenda que se desvía, a veces agresivamente, de nuestro entendimiento cristiano de la persona humana y su propósito en la creación de Dios». Un respaldo de las instituciones católicas a estas tendencias crearía «una confusión tóxica sobre nuestros valores fundamentales», razón por la cual las escuelas católicas «deben ser muy claras sobre lo que constituye la verdadera enseñanza de la Iglesia Católica».
Debido a la creciente confusión en la opinión pública sobre la doctrina de la Iglesia sobre moralidad sexual y disciplina religiosa, el documento elaborado por Mons. Cordileone aborda estos temas. Para el Arzobispo, la claridad sobre estos temas ayuda a los estudiantes que puedan padecer confusión en esta materia e incluso beneficia a los maestros que puedan estar en desacuerdo con la Iglesia, ya que les permite conocer los temas en los cuales no deben contradecir la doctrina «ya sea en la escuela o en alguna forma pública fuera del salón de clases».
Promover la santidad
«Se espera de todos los profesores que contribuyan a una atmósfera de santidad, virtud y familiaridad con el Evangelio. ¿Cómo podría esto ocurrir si no todos los docentes están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia?», cuestionó el Arzobispo. «La manera de ayudar a los profesores que se distancian o se oponen privadamente a alguna doctrina católica es alertarlos sobre estos asuntos sensibles». El prelado aclaró que los errores honestos de algunos educadores pueden ser reparados en esta materia, pero se recuerda el compromiso de los educadores y empleados de las escuelas católicas su deber de preservar la identidad de la institución tanto como sea posible. «Disentir de la Doctrina Católica o de la ley moral natural en una escuela católica no promueve la santidad, la virtud y la evangelización».
Mons. Cordileone concluyó su carta recordando que el documento elaborado por la Arquidiócesis no es una declaración individual que obligue a los docentes a declarar su creencia, sino una declaración de la institución educativa, la cual se compromete a mantener su identidad y que intentará contratar personas que crean lo que la Iglesia enseña, pero que está abierta a «buenos profesores» que pueden no pertenecer a la Iglesia, realidad que de hecho se presenta actualmente. «Mi esperanza es que el documento sobre fe y moral católicas que se ha hecho parte del manual de la facultad ayude a que las escuelas cumplan mejor su misión, y también que destaque para los maestros las enseñanzas católicas verdaderas que están siendo desafiadas por muchos en la sociedad secular de hoy».
Con información de Catholic San Francisco.
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