sábado, 23 de noviembre de 2024
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Mons. Gänswein habla sobre el Papa emérito

Ciudad del Vaticano (Jueves, 19-05-2015, Gaudium Press) En entrevista a un semanario italiano, Mons. George Gänswein, secretario personal del Papa emérito, ha hablado sobre el día a día de Benedicto XVI y algunas particularidades de su vida orante de retiro.
El Papa emérito «tiene ótima memoria», ha dicho el Arzobispo, quien es también prefecto de la Casa Pontificia. Mons. Gänswein cuenta que todas las tarde Benedicto XVI pasea en los Jardines Vaticanos.

 

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Foto: Pusc.it

«Lo acompaño sólo yo. Recitamos el Rosario juntos. Caminamos una media hora. El Papa Benedicto, que siempre tuvo un ritmo acelerado, ahora, por consejo del médico, usa el andador durante la caminata y en casa el bastón. Los días comienzan siempre con la misa, y yo concelebro con él cada mañana. Durante el día reza, lee, estudia, responde a muchas cartas y, no pocas veces, en la tarde toca el piano», expresa el Arzobispo. Y añade: «No se dedica más a los escritos teológicos o científicos. Dice que, con los tres volúmenes sobre Jesús de Nazaret, ha concluido su trabajo teológico. Dice que no tiene más fuerzas para escribir. En la Misa del domingo hace siempre una homilía, sin notas escritas. Tiene una óptima memoria».

Sobre su complejo rol, de colaborador simultáneo de dos Papas, el Arzobispo alemán señaló:

«Empecé este percurso con gran fe, energía, pero también un poco de temor. Ahora, después de dos años, es más fácil. Al principio era un poco inseguro. También porque, en un primer momento, alguno no había bien acogido la presencia del Papa emérito en el Vaticano. Después la actitud de acogida del Papa Francisco a Benedicto XVI ha sido, y es, ejemplar. Entre los dos realmente hay una relación muy cordial y respetuosa», dice.

Sobre su llanto, cuando Benedicto XVI partió del Palacio Apostólico tras su renuncia, el Arzobispo dijo que «después de ocho años allí como secretario, estaba viviendo un momento histórico. En sentido contrario, el Papa Benedicto estaba sereno. Aquella tarde del 28 de febrero, todas las emociones contenidas hasta entonces se convirtieron en lágrimas».

 

 

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