viernes, 22 de noviembre de 2024
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"Caminar juntos es una forma de manifestar el mismo objetivo", dice el Obispo de Cornélio Procópio, Brasil

Cornélio Procópio (Martes, 24-03-2015, Gaudium Press) Mons. Manoel João Francisco, Obispo de la Diócesis de Cornélio Procópio, en el estado de Paraná, Brasil, escribió un artículo donde recuerda el próximo final del tiempo Cuaresmal y el inicio de la Semana Santa, cuando el domingo la Iglesia celebre el Domingo de Ramos.

El Prelado explica que el Domingo de Ramos tiene dos orígenes: en la Iglesia de Oriente, alrededor del siglo V, los cristianos recordaban la entrada de Jesús en la ciudad de Jerusalén, descrita por los cuatro evangelistas y hacían una procesión que iniciaba en el Monte de los Olivos e iba hasta el Santo Sepulcro, el lugar de la resurrección; en la misma época, en Roma, este domingo era caracterizado por la lectura de la Pasión.

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Jesús entra a Jerusalén en el ‘Domingo de Ramos’

Iglesia de Bethphage, Jerusalén

«Las nuevas generaciones de cristianos formadas por los pueblos venidos del norte no se adaptaron a la austeridad y seriedad de la liturgia romana. Fue entonces que, al final del siglo X inicio del siglo XI, también en Roma se pasó a hacer la Procesión de Ramos, sin, entretanto, dejar de hacer la lectura de la Pasión. Por eso las dos tradiciones hasta hoy permanecen yuxtapuestas en una única celebración», completa.

La dimensión evangelizadora de la liturgia del Domingo de Ramos

Para el Obispo, la celebración del Domingo de Ramos acostumbra ser muy concurrida. Él afirma que los llamados «católicos de ocasión» acostumbran venir en este día y, por eso, la celebración debe ser muy bien preparada, para tocar el corazón de estos «casi forasteros» y, quien sabe, traerlos de vuelta a la comunidad. Mons. Manoel recuerda todavía que la liturgia siempre tiene una dimensión evangelizadora y en el Domingo de Ramos esta dimensión debe particularmente ser realzada.

«Atención especial debe ser dada a la procesión. Ella, en sí misma, si bien organizada, podrá ser un elemento fuerte de evangelización. La procesión, antes que nada, nos recuerda que somos peregrinos, que aquí en la tierra no tenemos morada permanente y que nuestra meta es el cielo. Caminar juntos es una forma de manifestar el mismo objetivo. Haciendo memoria de la entrada de Jesús en Jerusalén, los fieles expresan su decisión de seguirlo, inclusive, en su sacrificio de cruz, y así, un día, con él, entrar en la gloria de la Jerusalén celeste», evalúa.

Por último, el Prelado resalta que el Domingo de Ramos es solo el inicio de la Semana Santa marcada por otras celebraciones muy importantes y llenas de contenido, alimento de nuestra vida de hijos e hijas de Dios. Conforme él, el Triduo Pascual, que comienza el jueves santo a la tarde y termina el sábado con la Vigilia Pascual, es el ejemplo más típico, pues en estas celebraciones se hace memoria de los hechos más relevantes de la historia de la salvación.

«El pequeño espacio de esta reflexión no va permitir una profundización de cada una de ellas. Queda, por eso, la invitación para participar de todas. Esta es una oportunidad única. Es el día que el Señor hizo para nosotros, vamos exultar y alegrarnos», concluye. (FB)

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