lunes, 25 de noviembre de 2024
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La Santa Sede no abandonó al pueblo armenio en su genocidio en Turquía

Ciudad del Vaticano (Martes, 24-03-2015, Gaudium Press) Ante la cercanía de la eucaristía que el Papa celebrará el próximo 24 de abril, en conmemoración del «genocidio armenio», cobran relevancia investigaciones como la del P. Georges-Henry Ruyssen SJ, quien se sumergió en los Archivos de la Congregación de las Iglesias Orientales y ha publicado 4 libros profundizando en esa triste historia, según resumen de la Civiltà Cattolica.

El «genocidio armenio» es como se le llama a la masacre de personas de origen armenio en Turquía por parte del Imperio Otomano, entre 1915 y 1923, con el trágico resultado de alrededor de un millón y medio de muertos, y millones de desplazados de esa etnia.
En una época en que la Iglesia era casi la única entidad internacional que prestaba asistencia humanitaria, al lado de una incipiente Cruz Roja, las labores de ayuda que ella ofreció al pueblo armenio fueron invaluables. «La Santa Sede siempre informó sobre los acontecimientos, no permaneció pasiva, sino que estuvo fuertemente comprometida a enfrentar el tema».

Según concluye el P. Ruyssen de sus investigaciones, la Santa Sede «mobillizó un flujo continuo de ayuda financiera y suministros» hacia las víctimas. Asimismo la Santa Sede fundó «muchos orfanatos» para los niños abandonados, sin distinción de credo. La muchachas huérfanas armenias fueron hospedadas en el orfanato que se creó en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo.

Varias veces la Santa Sede intervino ante el gobierno turco. Ella buscó ser mediadora ante Djemal Pashà, comandante del ejército turco en Siria, pidiendo la libertad de 60 armenio condenados a muerte en 1917. El entonces Secretario de Estado Cardenal Pietro Gasparri, intervino ante Mustaphà Kemal Pashà en 1921, pidiendo la salvaguarda de vidas y bienes de los cristianos en Turquía. Mensajes de las diferentes dependencias vaticanas abundan.

Pero también lo hicieron los Papas, particularmente Benedicto XV quien envió dos cartas personales al Sultán Muhammad V Reshad, en septiembre de 1915 y marzo de 1918. «Benedicto XV fue el único gobernante o líder religioso que expresó una protesta contra el ‘crimen masivo’ » de armenios.

Dista mucho la actitud de la Santa Sede de la de los gobiernos de las grandes potencias de entonces.

El P. Ruyssen investigó una «gradual pasividad de la diplomacia Europea», que buscaba preservar a toda costa la integridad del imperio Otomano. Francia tenía inversiones de capital en la región. Rusia no quería problemas con Turquía para enfocar sus energías en el lejano Este. Alemania quería que el conflicto entre Turcos y Griegos continuara, mientras que Inglaterra tenía «importantes intereses políticos en Turquía».

Mientras tanto morían cientos de miles de personas, muchos de ellos cristianos.

Con información del National Catholic Register

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