Erechim (Viernes, 27-03-2015, Gaudium Press) «La espiritualidad en mi vida» es el título del artículo de Mons. José Gislon, Obispo Diocesano de Erechim, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, donde dice que con la celebración del Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa, con toda la riqueza espiritual para el camino de fe de los cristianos.
El Prelado afirma que celebrada según las tradiciones cristianas e insertada en la vida religiosa cultural de muchos pueblos, la Semana Santa nos recuerda el amor incondicional con el cual Jesucristo abrazó a nuestra humanidad, con todas sus fragilidades, injusticias y falta de amor, que afectan la vida de millones de personas.
«Los males que estaban presentes en la vida del pueblo de Galilea, de Samaria y de Judea hace dos mil años, continúan también presentes en las más variadas sociedades y culturas de nuestro tiempo, apenas con ropajes diferentes», completa.
Encuentro de Cristo con su Madre Óleo en el Museo de Bellas Artes de Salamanca |
Por eso, el Obispo hace la siguiente invitación: vamos a reflexionar en esta semana sobre la presencia del Señor Jesús en nuestra vida. «Usted podrá estar viviendo un momento que podríamos llamar de cansancio espiritual, desánimo o apatía en su vida de fe. En la vida de fe, todos podemos tener momentos de fervor y también aquellos en que tenemos la impresión de que Dios nos olvidó, cuando en verdad puede ocurrir que nosotros, llenos de ocupaciones en el día a día, tal vez hayamos abandonado u olvidado de que Dios continúa vivo, amándonos y está a nuestra espera», expresa.
Mons. José además nos motiva a sacar un poco de nuestro tiempo durante esta semana para vivir con el Señor Jesús y tomar parte de la celebración de la institución del Sacerdocio y la Eucaristía. Además nos invita a ir a la iglesia a celebrar junto con la comunidad, y caminar con el Señor Jesús hasta el Calvario.
«Quien sabe si usted va poder percibir cuánto sufrió el Señor Jesús, que, en la cruz, por amor, entregó su vida por mí y por ti. Pero allá usted, después de participar de todos esos momentos de la vida de Jesús, quiera continuar a seguirlo como Maestro y Señor de su vida; entonces participe de la celebración de su gloriosa Resurrección, y cante el aleluya con los hermanos y hermanas, por la victoria de Cristo Jesús, victoria de la vida sobre la muerte, señal de esperanza para la vida de todos nosotros», concluye el Obispo. (FB)
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