Manila (Viernes, 27-03-2015, Gaudium Press) Una decidida oposición fue la respuesta de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas a la presentación de un proyecto de ley de divorcio en el país. Según los prelados, los fracasos matrimoniales no son la prueba de la necesidad del divorcio sino de la necesidad de una adecuada preparación. Además, afirmaron que las opciones legales existentes permiten abordar las problemáticas sin debilitar la noción de familia y recordaron el mandato de Cristo de preservar la unión matrimonial como irrevocable y permanente.
La unión matrimonial debe ser permanente y objeto del esfuerzo y dedicación de los cónyuges según la voluntad de Dios, recordaron los Obispos filipinos. Foto: Stephen Poff. |
«Un matrimonio fallido no es argumento para el divorcio», afirmaron los Obispos como primer argumento en contra de la iniciativa. «Es en su lugar una prueba de la necesidad de que sólo personas maduras entren en él». Los prelados criticaron las disposiciones establecidas por las leyes civiles para los matrimonios no religiosos, que simplemente exigen un registro público y la asistencia a una plática sobre planificación familiar como preparación.
Los prelados también recordaron las opciones disponibles en las leyes existentes, algunas de ellas inspiradas en las normas de la Iglesia, a través de las cuales se puede establecer la nulidad de algunas de las uniones o conceder la separación de los esposos en casos de riesgo. La intención de la ley, entonces, no es la de resolver este tipo de casos sino que sería para los Obispos la transformación de la institución matrimonial en un tipo de ensayo en el cual los contrayentes podrían siempre tener otra oportunidad, lo cual fue calificado como «llanamente deshumanizante para ambos esposos».
La Conferencia alertó también que la introducción del divorcio desanimaría a las parejas a trabajar sobre sus diferencias y alentaría la noción errada del matrimonio como una unión idílica que no enfrenta obstáculos. «El matrimonio es y debe ser un trabajo en progreso», explicaron los prelados. «¡Las uniones se trabajan en la tierra, no llegan prefabricadas del cielo!». También insistieron sobre los males que el divorcio impone a los niños, quienes padecen los pleitos sobre la custodia y los traumas asociados a la separación.
Los Obispos concluyeron su declaración recordando las palabras de Jesucristo, quien rechazó claramente la posibilidad del divorcio recordando la voluntad de Dios en la creación del hombre y la mujer, citando el texto completo del Evangelio según San Mateo sobre la materia. «Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre», recordaron los prelados.
Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas.
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