Santiago (Martes, 31-03-2014, Gaudium Press) Cientos de fieles repletaron desde muy temprano los escaños de la Catedral Metropolitana para participar, el pasado domingo 29 de marzo, de la tradicional celebración de Domingo de Ramos, festividad que da inicio a la Semana Santa.
La eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, quien durante la procesión de entrada, bendijo los cientos de ramos que se alzaban en el aire rememorando la llegada de Jesús a Jerusalén previo a su pasión, muerte y resurrección.
En su homilía, el Pastor destacó que «Jesús, el hombre nuevo, viene a reparar y a hacer todavía que la creación y la relación del hombre con Dios sean más perfectas. Y el camino que Dios escoge para su Hijo no es el camino del poder, no es el camino de la soberbia, de la maledicencia. Jesús no cede a la tentación de la soberbia, del poder».
Y agregó: «Jesús se vuelve a la voluntad del Padre, que lo envía para ser puente, para que el hombre vuelva a reconciliarse con Dios y encontrar el camino para vivir en comunión con Él».
Resucitar a la nueva vida que Jesús nos ofrece
En su intervención, el prelado precisó que Jesús renunció a hacer su propia voluntad y «enfrenta el camino humillante de la cruz, acepta que digan de Él cualquier blasfemia y en la cruz ofrece al mundo los brazos abiertos de Dios, para que todos puedan tener en la misericordia del Padre el cimiento sólido para construir la propia existencia como discípulos de Jesús».
Así «el odio, el rencor, la maledicencia, se vencen únicamente como lo ha hecho Jesús, entregando su vida por amor, en silencio, y haciendo vida el proyecto del Padre, que es un proyecto salvador. Porque como la semilla, Jesús muere para dar frutos abundantes de paz, de misericordia, de reconciliación, de vida fraterna», dijo.
Al finalizar su alocución, el cardenal Ezzati invitó a los fieles y familias presentes a ser «portadores de este mensaje de vida que viene del Señor. Entre ustedes no deben ser como aquellos que mandan en los pueblos de la tierra; entre ustedes tienen que vivir como el Hijo del hombre, que se ha humillado, que se ha entregado, que se ha hecho el servidor de Dios y de la humanidad».
Asimismo los exhortó a no perder la oportunidad de sentirse abrazados por la misericordia de Dios y la vida que Jesús nos quiere regalar: «No perder la oportunidad de renunciar al pecado, al odio, y resucitar a una vida nueva que Jesús nos ofrece».
Con información del Arzobispado de Santiago
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