Ciudad del Vaticano (Martes, 31-03-2015, Gaudium Press) El Año de la Misericordia, decretado por el Papa el pasado 13 de marzo y que iniciará en la solemnidad de la Inmaculada Concepción el próximo 8 de diciembre, verá su Bula de Convocatoria publicada en la tarde del sábado 11 de abril, vísperas del Domingo de la Misericordia. Los dos últimos Años Santos extraordinarios, como este de la Misericordia, fueron en 1933 y en 1983.
La publicación de una Bula de Convocatoria de un Año jubilar es una ceremonia solemne. El ritual de publicación incluye «la lectura de algunos pasajes de la Bula ante la Puerta Santa de la Basílica Vaticana. Posteriormente, el Papa Francisco presidirá la celebración de las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, subrayando con esto de modo peculiar aquello que será el tema fundamental del Año Santo extraordinario: la Misericordia de Dios».
La Bula de Convocatoria de un Jubileo «especialmente en el caso de un Año Santo extraordinario -según afirma una nota oficial vaticana- además de indicar los tiempos, con las fechas de apertura y de clausura, y las modalidades principales de desarrollo, constituye el documento fundamental para reconocer el espíritu con el que se lleva a cabo, las intenciones y los frutos esperados por el Papa que lo convoca para la Iglesia».
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Qué es la Bula
La nota vaticana que informa de la ceremonia del próximo 11 de abril, trae también un interesante relato histórico del término «Bula», que como se verá tiene un bello recorrido. Bula en italiano se dice ‘bolla’, que en español se traduce ‘bola’, porque de hecho la ‘Bolla’ era antiguamente la cápsula metálica redonda «utilizada para proteger el sello de cera unido a través de un cordón a un documento de especial importancia, con el fin de certificar su autenticidad y consecuentemente su autoridad». Con el trascurrir del tiempo, «bolla» indicó también el sello y después todo el documento sellado, «por lo que hoy en día se utiliza para todos los documentos papales de especial importancia que llevan , o al menos tradicionalmente deberían llevar, el sello del Pontífice».
Con información de Radio Vaticano
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