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En la audiencia general el Papa explicó en detalle el Triduo Pascual

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 01-03-2015, Gaudium Press) En la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco invitó no sólo a recordar la Pasión de Jesús en estos días santos, sino también a imitar a Jesús.

El Pontífice explicó detalladamente el triduo pascual, que se inicia mañana, «con la Santa Misa ‘en la Cena del Señor’ «, triduo pascual que «es el culmen de todo el año litúrgico y también el culmen de nuestra vida cristiana».

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Foto: Rome Reports

De la misa del Jueves Santo el Papa destacó el lavatorio de los pies, y unió el simbolismo del servicio que allí se revela con la Sagrada Comunión, instaurada en la primera misa en el cenáculo: «Si nos acercamos a la Santa Comunión sin estar sinceramente dispuestos a lavarnos los pies los unos a los otros, no reconocemos el Cuerpo del Señor. Es el servicio de Jesús donándose a sí mismo, totalmente».

Del Viernes Santo, el Pontífice recordó una de las palabras de Jesús: «Todo se ha cumplido» (Jn 19, 30), Palabra que revela «que la obra de la salvación está cumplida, que todas las Escrituras encuentran su pleno cumplimiento en el amor de Cristo, Cordero inmolado».

A imitación de Jesús, que bello sería «que todos nosotros, al final de nuestra vida, con nuestros errores, nuestros pecados, también con nuestras buenas obras, con nuestro amor al prójimo, podamos decir al Padre como Jesús: ¡’Todo se ha cumplido’! Pero no con la perfección con la que lo dijo Jesús sino decir: ‘Señor, he hecho todo lo que podía hacer’. ¡’Todo se ha cumplido’! Adorando la Cruz, mirando a Jesús, pensemos en el amor, en el servicio, en nuestra vida, en los mártires cristianos. Y también nos hará bien pensar en el fin de nuestra vida. Ninguno de nosotros sabe cuándo sucederá esto, pero podemos pedir la gracia de poder decir: ‘Padre, he hecho todo lo que podía hacer’. ¡’Todo se ha cumplido’!»

En el Sábado Santo, cuando la Iglesia «contempla el ‘reposo’ de Cristo en la tumba», el Pontífice rememora que allí la Iglesia «se identifica con María: toda su fe está recogida en ella, la primera y perfecta discípula, la primera y perfecta creyente. En la oscuridad que envuelve la creación, Ella se queda sola para tener encendida la llama de la fe, esperando contra toda esperanza (cfr. Rm 4,18) en la Resurrección de Jesús».

Finalmente, en la gran Vigilia Pascual, «celebramos a Cristo Resucitado, centro y fin del cosmos y de la historia; vigilamos plenos de esperanza en espera de su regreso, cuando la Pascua tendrá su plena manifestación».

El Papa hizo una aplicación a la vida personal, del misterio del triduo pascual: «A veces, la oscuridad de la noche parece que penetra en el alma; a veces pensamos: Ya no hay nada más que hacer», y el corazón no encuentra más la fuerza de amar…Pero precisamente en aquella oscuridad Cristo enciende el fuego del amor de Dios: un resplandor rompe la oscuridad y anuncia un nuevo inicio, algo comienza en la oscuridad más profunda. Nosotros sabemos que la noche es más noche y tiene más oscuridad antes que comience la jornada.

Pero, justamente, en aquella oscuridad está Cristo que vence y que enciende el fuego del amor. La piedra del dolor ha sido volcada dejando espacio a la esperanza. ¡He aquí el gran misterio de la Pascua! En esta santa noche la Iglesia nos entrega la luz del Resucitado, para que en nosotros no exista el lamento de quien dice «ya…», sino la esperanza de quien se abre a un presente lleno de futuro: Cristo ha vencido la muerte y nosotros con Él. Nuestra vida no termina delante de la piedra de un Sepulcro, nuestra vida va más allá, con la esperanza al Cristo que ha resucitado, precisamente, de aquel Sepulcro. Como cristianos estamos llamados a ser centinelas de la mañana que sepan advertir los signos del Resucitado, como han hecho las mujeres y los discípulos que fueron al sepulcro en el alba del primer día de la semana».

Concluyó el Papa Francisco su meditación invitando a entrar en el misterio de estos días, y a hacer «nuestros sus sentimientos, sus actitudes, como nos invita a hacer el apóstol Pablo: ‘Tengan en ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús’ (Fil 2,5)».

Con información de Radio Vaticano

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