Ciudad del Vaticano (Viernes, 10-04-2015, Gaudium Press) Mañana concluye en Roma la Conferencia organizada por la Sagrada Congregación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica sobre la formación religiosa. En el encuentro participan 1.300 formadores de 107 países y de 400 carismas diversos. Sobre el encuentro, y la inserción de este evento en el Año consagrado a la Vida Religiosa ha hablado con Radio Vaticano el Prefecto del dicasterio, Cardenal João Braz de Aviz.
«Un poco desde todas partes existe este despertar, este querer caminar juntos», declara el purpurado.
«Hay sobre todo un deseo de retomar la vida consagrada como una forma muy cercana a lo que Jesús quería para algunos, siguiendo este modelo de las tres realidades del Reino de los Cielos: pobreza, castidad y obediencia, que no son mandamientos sino consejos evangélicos. En aquello que ha dicho el Papa, hay tres puntos -como él mismo decía- que hay que cuidar hoy en día: el discernimiento vocacional, esto es, que el número, la necesidad de las obras, no debe precipitar el discernimiento de una vocación para un camino tan exigente y tan hermoso como el de la Vida Consagrada. El segundo punto es la cuestión de la formación: realmente debemos cuidar de la formación, teniendo como punto de partida la persona de Cristo y el Evangelio. Reanudar el camino de la ‘sequela Christi’. Por último, la tercera cosa: hay necesidad, en la formación, de tener muy en cuenta el misterio de la persona», dijo el Cardenal.
El Cardenal Braz insistió en tener siempre presente la vivencia de aquella primera llamada a la Vida religiosa «de esa mirada de Jesús por nosotros, todo lo demás cae en las sombras. No son las obras las que nos sostienen, no son las estructuras las que nos sostienen, no son las casas o el dinero que nos sustentan, sino esta mirada de Jesús y esta llamada de Jesús, que cada uno de nosotros sabe dónde se encuentra dentro de nosotros . Debemos, una vez más, encontrar esta relación con el Señor junto a los hermanos».
Con información de Radio Vaticano
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