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Bangkok (Sábado, 11-04-2015, Gaudium Press) «La Comisión de Justicia y Paz de la Diócesis Católica de Hong Kong está preocupada por la situación de la Iglesia Católica en China continental», son las palabras que encabezan el reciente informe de esta Diócesis ante el encuentro internacional Paz y Reconciliación en el contexto de Asia que se desarrolla en Bangkok, Tailandia. De un modo similar a un informe presentado anteriormente a las Naciones Unidas, la Comisión resume las amenazas a la libertad religiosa en el país y denuncia otras violaciones a los derechos humanos de los creyentes.
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| Mons. Cosma Shi Enxiang, Obispo de Yixian, quien habría fallecido recientemente tras 14 años de reclusión en un lugar desconocido y quien sumó a lo largo de su vida 54 de prisión a causa de su fe. Foto: Asia News. |
«Las autoridades chinas han impuesto políticas religiosas y civiles que son contrarias a los principios y a la práctica de la fe católica y han violado en manera muy grave los derechos humanos de los fieles» asegura el informe, que explica cómo esta situación dio origen a la división de la comunidad de creyentes entre la llamada «Iglesia oficial» y la «Iglesia subterránea». «Esto causa dolor y sufrimiento entre los fieles. Ambas comunidades, con diversa intensidad, han sufrido por las violaciones a los derechos humanos impuestos y realizados por las autoridades», declara.
El irrespeto a la libertad religiosa en China constituye una vulneración de derechos reconocidos internacionalmente, como el Art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Art. 18 del Pacto Internacional para los derechos civiles y políticos. Esta libertad religiosa incluye el respeto de «una jerarquía religiosa, enseñanzas y principios de fe», que son desconocidos en el país, por ejemplo, cuando no se reconoce la autoridad única del Papa para nombrar Obispos en la Iglesia, y la autoridad de los prelados para gobernar de manera autónoma los asuntos de su Diócesis.
Dos instituciones chinas impiden la libertad de los católicos a este respecto: la Asociación patriótica de los católicos chinos (APCC) y la Asamblea nacional de los representantes católicos (ANRC), las cuales sustituyen el mandato papal sobre los Obispos y se involucran en el gobierno interno de la Iglesia. Estas autoridades son mantenidas bajo el uso de la fuerza, que incluye retenciones y desapariciones de prelados y sacerdotes e incluso casos de tortura.
«Nuestra Comisión invita firmemente al gobierno chino a: eliminar el principio de ‘independencia, autonomía y autogestión de la Iglesia’,; interrumpir las reuniones de la ANRC; impedir a la APCC el nombramiento de obispos, y el ordenamiento a ellos en cómo guiar y dirigir a la Iglesia; terminar con las ordenaciones episcopales ilícitas; respetar la libertad del Papa de poder ordenar a los obispos; respetar la autonomía de la Iglesia, frenar las interferencias en las elecciones de gestión personal e internas y proteger la libertad de la diócesis de Wuhan»(lugar donde las autoridades disolvieron el Consejo Diocesano y removieron a un sacerdote encargado temporalmente del cuidado de la Diócesis).
El informe también expuso la oleada de demoliciones de templos y símbolos religiosos cristianos y la necesidad de registro oficial de todos los lugares de culto religioso, lo cual vulnera la libertad de asociación de los fieles. La Comisión hizo énfasis en la situación personal del Obispo Thaddeus Ma Daqin, Obispo auxiliar de la Diócesis de Shanghai, quien permanece hace más de dos años recluido en el Seminario de Sheshan, «privado de la libertad personal e impedido de sus funciones episcopales», así como el Obispo Giacomo Su Zhemin, de la diócesis de Baoding, quien desapareció hace 18 años tras su arresto en la ciudad de Xinji y el Obispo Cosma Shi Enxiang, de la Diócesis de Yixian, de quien se presume su fallecimiento reciente sin que exista una confirmación oficial al respecto. El prelado fue arrestado el Viernes Santo de 2001.
Con información de Asia News.
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