Santa Cruz del Sur (Lunes, 13-04-2015,Gaudium Press) Misericordia Divina es el tema del más reciente artículo de Mons. Canísio Klaus, Obispo de la diócesis de Santa Cruz del Sur, Brasil. En el texto, él afirma que en el segundo domingo de Pascua, conocido como «Domingo Blanco», muchas personas recuerdan el día de su primera comunión, pues en el pasado era en este día que se celebraba, preferencialmente, la primera comunión de los niños. Para el Obispo, era una bonita forma unir la Eucaristía a la Pascua, completando, de esta forma la alegría por la resurrección de Jesús.
Según el Prelado, también en el segundo domingo de la Pascua la Iglesia celebra la Misericordia Divina, invitándonos a acercarnos a Dios sin miedo de ser menospreciados o rechazados.
Mons. Klaus destaca que la motivación para colocar el segundo domingo de la Pascua como el Domingo de la Divina Misericordia, encuentra amparo en la consciencia de que «fue en la resurrección que el Hijo de Dios experimentó de modo radical la misericordia del Padre, que es más fuerte que la muerte» (Juan Pablo II, Carta Encíclica ‘Dives in Misericordia’).
El segundo domingo de pascua era conocido como el «Domingo Blanco» Niña de primera comunión en la estación, óleo de Giusseppe Ricci |
Todavía de acuerdo con el Obispo, después de haber pasado por el dolor del abandono y la muerte en la cruz, «Cristo reveló el Dios del amor misericordioso, precisamente porque aceptó la Cruz como camino para la resurrección». Él recuerda que la experiencia que el propio Cristo hizo de la misericordia del Padre, lo llevó a enseñarnos que Dios es Padre de Misericordia, que va al encuentro del hijo que lo había abandonado cubriéndolo de besos, conforme nos enseña la parábola del Padre de Misericordia, también conocida como Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32).
«Mientras miramos hacia atrás de la misericordia divina, somos también desafiados a hacer de la misericordia una de nuestras virtudes cotidianas. Juan Pablo II decía que ‘la mentalidad contemporánea tiende a sacar del corazón humano la idea de la misericordia’. En su lugar, prefiere la palabra ‘justicia’, que muchas veces es usada como sinónimo de ‘venganza’. Es lo que se percibe en algunas manifestaciones populares donde la racionalidad cede lugar al odio», resalta.
Por último, el Prelado cita una vez más a Juan Pablo II, que predicó que «el amor se transforma en misericordia cuando va más allá de la norma exacta de la justicia; norma precisa y, muchas veces, por demás restricta». El Obispo resalta que es eso lo que Jesús propone al decir que son «felices los misericordiosos porque también ellos encontrarán misericordia» (Mt 5,7).
«Hago votos de que nos abramos a la misericordia de Dios y acojamos el don de la paz que nos es implorado por el Resucitado. Al mismo tiempo invito a empeñarnos a también ser misericordiosos y promotores de la paz», concluye. (FB)
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