Bogotá (Lunes 03-08-2009, Gaudium Press) El Secretario saliente del Episcopado colombiano (renunció el pasado mes), monseñor Fabián Marulanda, en conversación con Gaudium Press, expresó hoy sus impresiones acerca del Año Sacerdotal proclamado por Benedicto XVI, en el marco del 150º aniversario de la muerte de San Juan María Vianney.
Según el prelado la idea de que el Sumo Pontífice haya decidido llamar este año como el Año Sacerdotal, ha tenido bastante acogida en la comunidad católica en general.
«Por los sacerdotes pasa en gran parte la responsabilidad de la Iglesia. Debido a la modernidad de este mundo, la labor sacerdotal se ha hecho cada día más difícil; el obispo desde su diócesis no podría liderar y trabajar para su comunidad sin la ayuda del presbítero. La decisión de proclamar este como el Año Sacerdotal afianza el espíritu de los religiosos«, afirmó.
El prelado manifestó su felicidad y satisfacción por haber escogido ser un mensajero de Dios, pero destacó que en la vida sacerdotal se sufren altibajos: «Uno vive momentos de mucha ilusión pero también de desilusión. Cuando uno se ordena tiene el ideal de un mundo mejor, pero en ciertas ocasiones lograr que el mundo sea diferente se vuelve una labor muy difícil. Lo mejor es llevar una vida de evangelización con la ayuda de la comunidad, estar rodeado con gente que uno quiera y que lo quieran«, señaló monseñor Marulanda.
Haciendo alusión a lo afirmado en el último Ángelus por el Papa Benedicto XVI, en el que pide a los sacerdotes que estén totalmente enamorados de Cristo, monseñor Marulanda, destacó la importancia de que el sacerdote ame plenamente su fe y su misión: «debe enamorarse del amor cristiano, de su comunidad, de las obras que realiza. Nosotros no podríamos realizarnos completamente si no llevamos a Cristo y al sacerdocio en nuestro corazón».
Finalmente envío un mensaje a las nuevas generaciones de jóvenes que se preparan para ser clérigos, en donde los invita a mirar todas las perspectivas y campos que existen dentro del ministerio sacerdotal, «para que después de su elección se entreguen de cuerpo y alma y, sean fieles a los compromisos adquiridos en el momento de recibir su ordenación en pro de la comunidad«.
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