Curitiba (Jueves, 16-04-2015, Gaudium Press) El nuevo Arzobispo de la Arquidiócesis de Curitiba, en Brasil, Mons. José Antonio Peruzzo, escribió sobre el inicio de su ministerio en la región. Él afirmó que las felicitaciones y saludos ya tuvieron su lugar y que ahora llegó la hora de una mirada humilde y osada hacia adelante, para el futuro, pero con gran aprecio a todo cuanto se hizo y se evangelizó en esta Arquidiócesis.
Según el Prelado, hombres y mujeres de gran fuerza interior dejaron en la Arquidiócesis paranaense sus trazos de fidelidad, de entrega libre y obediente. «Personalmente confieso mis sentimientos de pequeñez ante la grandeza intelectual de Mons. Manuel d’Elboux o la humildad iluminadora de Mons. Pedro Fedalto. Me gustaría mucho que esta ‘pequeñez’ no fuese insuficiencia. Voy a intentar convertirla en predisposición para oír, para dejarme enseñar por aquellos que alcanzaron sabiduría a partir de su fe», evaluó.
Mons. Peruzzo contó que cuando recibió la comunicación telefónica venida de la Nunciatura Apostólica, el día 15 de diciembre, informando e interpelándolo a aceptar lo que decidiera el Papa Francisco sobre esta Arquidiócesis, sintió un temor que alcanzó hasta sus fibras más entrañadas.
«Pedí algunos días para reflexión. Al final el episcopado no es apenas una cuestión de liderazgo o de administración. Y la Iglesia no es apenas organización. Mucho más, es una gran familia, aquella de los que quieren dejarse configurar por la persona de Jesucristo. Y, en esta perspectiva, el episcopado es menos funcionalidad. Es, especialmente, un modo de ser, mucho más que un modo de hacer. Al final acepté. Pero no por considerarme preparado; acogí la decisión del Papa porque vi que la evangelización se verifica que abunda allá donde enviado se hace oyente de la Palabra.»
Él además resaltó que por tratarse de pastoreo y de evangelización en una Arquidiócesis del porte y características de Curitiba, metropolitana y cosmopolita, rica de cultura y de ciencia, pero también con muchas carencias y desajustes, parece que la experiencia del apóstol Pablo puede ser inspiradora. El Arzobispo se reportó aquí al texto de Hechos 18,9-10.
En el texto, San Pablo, inmerso en muchas adversidades, fue alentado por el Señor: «No temas… yo estoy contigo… tengo un pueblo numeroso en esta ciudad». Conforme el Prelado, vale aquí resaltar dos puntos: la fuerza interior de Pablo no proviene de él mismo, pues su fuente es el Señor («Yo estoy contigo»); y el motivo de esta moción interior viene luego a seguir («Tengo un pueblo numeroso en esta ciudad»).
Para concluir, Mons. Peruzzo dijo que no tiene proyectos listos; que no vino con planes definidos, y que va precisar de la palabra y la sabiduría de quien conoce bien la historia, el ambiente, el tono cultural de esta gran arquidiócesis.
«Me propongo a no buscar fuerzas en mi propio coraje. Las razones son casi obvias: también por aquí el Señor tiene ‘un pueblo numeroso en esta ciudad’. Además, me gusta mucho el tema del discipulado. Y mucho me complace poder enseñar. De ahí el lema inspirado en el evangelio de Mateo: ‘Haced discípulos… enseñad’. Será para mí una gran alegría ser en esta Arquidiócesis un obispo que enseña», finalizó. (FB)
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