sábado, 23 de noviembre de 2024
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Después de ordenaciones en el Domingo del Buen Pastor, Papa aconseja a los nuevos sacerdotes

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 29-04-2015, Gaudium Press) Hace más de 30 años los Pontífices ordenan nuevos presbíteros en el día de la Jornada Mundial de Oraciones por las Vocaciones. En este año, en el IV Domingo de la Pascua, Domingo del Buen Pastor, no fue diferente: diecinueve sacerdotes fueron ordenados por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, en Roma.

La costumbre es que, después de la ordenación, sean dirigidas algunas palabras a los neo-sacerdotes. También en este año, se dio continuidad a la tradición: el Papa hizo una homilía especial para los diecinueve nuevos presbíteros.

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Fue una homilía paternal, sin duda, donde Francisco realizó saludos, dio consejos, hizo recomendaciones, exhortaciones y apelos.

El Papa pidió a los nuevos sacerdotes que sean especialmente cuidadosos en sus homilías:
«Que vuestras homilías no sean aburridas, que vuestras homilías lleguen al corazón de las personas porque salen de vuestros corazones. Y porque lo que dices es lo que tienes en el corazón».

El Papa Francisco explicó que el ejemplo del sacerdote es lo que edifica a los fieles y que sus palabras no pueden ser vacías. Si las palabras fueren vacías de contenido y el ejemplo falta, eso puede hacer mal a las almas y no edificar a nadie.

Recomendó cómo debe ser la actitud de alma de un sacerdote cuando ellos fueren a atender a los fieles en confesión: que sean misericordiosos.
Son palabras del Papa:
«¡En el confesionario, estaréis para perdonar, no para condenar! Imiten al Padre Celeste que nunca se cansa de perdonar».

En medio de las recomendaciones y consejos, Francisco no se olvidó del tempero de las advertencias. Esto ocurrió cuando, por ejemplo, el Pontífice explicó que los sacerdotes no deben caer en la tentación de creerse por encima de los demás:

«Ejerciten con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo. Hagan eso únicamente con la intención de agradar a Dios y no a vosotros mismos. ¡No tiene propósito, es feo ver un sacerdote que se ‘ostente’, que viva para agradarse a sí mismo»!

Ya al final de su homilía, el Papa fue enfático al decir a los nuevos presbíteros que, al celebrar la Santa Misa, ellos desarrollen el ritual litúrgico con solemnidad, sin prisa. Todavía pidió a los recién ordenados que tengan presente la importancia y la santidad de lo que están realizando. La Misa no es una mera representación teatral, un rito artificial, vacío y sin significado. (JSG)

 

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