Nuevo Hamburgo (Miércoles, 06-05-2015, Gaudium Press) De acuerdo con Mons. Zeno Hastenteufel, obispo de la Diócesis gaucha de Nuevo Hamburgo, es en este sexto domingo de pascua que la liturgia nos muestra claramente que Dios no hace distinción entre las personas. En su artículo semanal, el Prelado afirma que Dios envió a su Hijo Jesucristo para todos los pueblos y naciones, pero los apóstoles llevaron mucho tiempo para comprender que Jesús vino para salvar a todos y que no hay ninguna distinción entre uno u otro pueblo.
Para el Obispo, el pueblo de Israel estaba ‘malacostumbrado’, pues en todo el Antiguo Testamento los jueces y los profetas todos venían a hablar en nombre de Dios al pueblo escogido o al pueblo electo por Dios, entendiéndose los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. Por eso, Mons. Zeno resalta que cuando vino Jesús muchos entendieron que él vino apenas para ese pueblo de Dios, pero desde temprano estaba muy claro que Él se manifestó a todos los pueblos.
Conversión de Cornelio – Tapiz en los Museos Vaticanos |
Además, el Prelado destaca que al inicio del cristianismo, los apóstoles vuelven a hacerse estas preguntas: ¿Será que el mensaje de Jesucristo se destina realmente a todos los pueblos? ¿Y, en la hora de bautizar a los paganos, deberían o no ellos tornarse primero judíos para después recibir el bautismo? Según él, es importante recordar que, en las palabras de Cristo Resucitado, queda definido: «Id al mundo entero, haced discípulos míos todos los pueblos, bautizadlos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19).
«Pero, en la práctica, ¿cómo es que se debería proceder? ¿Para tornarse seguidores de Jesucristo y recibir el bautismo cristiano, estos otros pueblos precisarían primero tornarse cristianos, por la circuncisión o cumplir algún plazo? – Estas eran las preguntas que los apóstoles se hacían, cuando ocurrió la escena de la primera lectura del próximo domingo, cuando Cornelio y sus compañeros recibieron el Espíritu Santo. Eran paganos, romanos de origen; fueron bautizados y se tornaron cristianos como los demás», resalta.
Pedro entonces concluye: «Estoy comprendiendo que Dios no hace acepción de personas. Él acepta a quien teme y practica la justicia, independiente de la nación a la que pertenezca» (At 10,34-35). El Obispo además recuerda que este tema todavía sería tratado en el Concilio de Jerusalén, pero todo se estaba encaminando favorablemente para los paganos.
Mons. Zeno también destaca que la segunda lectura complementa el pensamiento litúrgico de este domingo, con una fantástica catequesis sobre el amor. El resumen está en la frase: «Quien no ama no llegó a conocer a Dios porque Dios es amor» (1Jo 4,8). Y el Evangelio remata diciendo: «Vosotros seréis mis amigos, si hicieres lo que yo os mando… y lo que yo os mando es que os améis unos a otros» (Jo 15,14).
Para finalizar, el Obispo recuerda que en este domingo estamos celebrando el Día de las Madres. «Es el momento oportuno para una reflexión sobre esta extraordinaria vocación de la maternidad. La madre, que genera la vida y le da condiciones de crecer por su íntima unión con el feto en gestación, ella sabe cuánto duele cualquier separación violenta y agresiva», evalúa. (FB)
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