"Permiso", "Gracias" y "Perdón", tres elementos que el Papa pidió al Señor para una buena vida en familia

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 13-05-2015, Gaudium Press) Nuevamente, una mañana soleada acompaña la catequesis del Papa en la Plaza de San Pedro, esta vez para la Audiencia General de los miércoles, en la que el Pontífice impartió una enseñanza que «quiere ser la puerta de una serie de reflexiones sobre la vida de la familia, la vida real, cotidiana». Antes de hablarle a la multitud de fieles reunida en la Plaza Vaticana, el Papa rezó ante la imagen peregrina de la Virgen de Fátima, hoy 13 de mayo, su día.

Foto: Rome Reports

Su catequesis sobre la vida familiar, versó en torno a tres ejes, tres palabras que ya había empleado en ocasiones anteriores: permiso, gracias y perdón, las cuáles se entienden en el contexto de lo que San Francisco de Sales llamaba «buena educación», aquello que «ya es media santidad», una «buena educación, en su sentido genuino de respeto y deseo del bien, lejos de cualquier hipocresía y doblez». El Pontífice pidió al Señor que conceda estos dones a las familias.

«La palabra Permiso nos recuerda que debemos ser delicados, respetuosos y pacientes con los demás, incluso con los que nos une una fuerte intimidad. Como Jesús, nuestra actitud debe ser la de quien está a la puerta y llama», expresó el Papa. Es una delicadeza de una actitud no invasiva, que renueva la confianza y el respeto.

«Dar las Gracias parece un signo de contradicción para una sociedad recelosa, que lo ve como debilidad. Sin embargo, la dignidad de las personas y la justicia social pasan por una educación a la gratitud. Una virtud, que para el creyente, nace del corazón mismo de su fe». «Si la vida familiar descuida la educación a la gratitud y al reconocimiento, también la vida social lo perderá» insistió el Pontífice.

«Finalmente, el Perdón es el mejor remedio para impedir que nuestra convivencia se agriete y llegue a romperse. El Señor nos lo enseña en el Padrenuestro, aceptar nuestro error y proponer corregirnos es el primer paso para la sanación. Esposos, no terminen nunca el día sin reconciliarse». El perdón eso tan difícil pero tan necesario, que cuando lo otorgamos también nos hace dignos del perdón, expresó el Papa Francisco. Perdón necesario, pues «en los hogares en los que no se piden disculpas comienza a faltar el aire, y las aguas se estancan», por eso «¡nunca terminar el día en familia sin hacer las paces!»; basta una caricia, un pequeño gesto, una palabra, y así: «¡la vida será más bella!».

«Que el Señor nos ayude a colocar estas tres palabras en su justo lugar, en nuestro corazón, en nuestra casa, y también en nuestra convivencia civil», concluyó el Pontífice.

Con información de Radio Vaticano