Curitiba (Miércoles, 20-05-2015, Gaudium Press) Mons. José Antônio Peruzzo, Arzobispo de la Arquidiócesis de Curitiba, en el estado de Paraná, afirmó en su más reciente artículo que en las últimas décadas parece que en el ámbito de las relaciones familiares, afectivas, educativas, comunitarias, nos vemos más envueltos por preguntas y menos seguros de respuestas.
Según él, los padres indagan, cuando el asunto es la educación de sus hijos, ¿qué debo hacer? Para el Prelado, los profesores, en las escuelas, parecen repetir que no consiguen mantener atentos a los alumnos; en la comprensión de lo que significa vivir las responsabilidades familiares, con facilidad se oye que cada uno busca es «seguir su corazón». «Y cuando se trata de evangelizar, ¿cuáles los caminos a transitar? Parece que la perplejidad nos deja sin muchas palabras», evalúa.
De acuerdo con el Arzobispo, ya hubo épocas de cambios en nuestra historia. Él recuerda que el desarrollo racional y científico implicaba muchos y nuevos pasos en la capacidad humana de dominio de las situaciones y desafíos, pero los valores culturales y éticos se mantenían. Para Mons. José, en ese entonces se trataba de época de cambio, pero lo que hoy vemos, y participamos, es un cambio de época. La expresión ya se tornó casi vieja, pero todavía los cambios no terminaron.
«Y los valores son otros, los hábitos ya no son los mismos. Cuando se habla de familia, ya no es más lo mismo a lo que nos referíamos hace algunos años. La palabra amistad también está para recibir nuevas significaciones. En las nuevas amistades los vínculos interpersonales son mucho más tenues. En tiempos de grandes consumos y elevados subjetivismos, hablar de renuncia, despojamiento, gratuidad, entonces», pondera.
Entonces, el Prelado pregunta: ¿cómo, pues, evangelizar en ambientes en los cuales parecen prevalecer lo efímero y lo transitorio? Conforme él, las referencias se van y los líderes escasean, y, con tanta ciencia, sería de esperar menos contradicciones y más felicidad, sin embargo no parece que sea así, pues los evangelizadores y la evangelización también se ven sin certezas.
«Las seguridades perdieron fuerzas. Limitarnos a lo que hacíamos ya no nos asegura los resultados, ni expresiones nuevas de creatividad evangelizadora. Llegó la hora de buscar redescubrimientos en nosotros mismos. Tal vez estemos incluso precisando de nuevos desafíos para que superemos autosuficiencias y nos pongamos en la condición de evangelizadores humildes y orantes. Probablemente precisamos redescubrir que evangelizar no es apenas un modo de hacer; es mucho más un modo de ser.»
Por último, Mons. José afirma que encontró en la Arquidiócesis de Curitiba una bella iniciativa en términos evangelizadores, pues, según él, para evangelizar no se trata de inventar novedades, sino es preciso retomar ciertas experiencias originarias del cristianismo.
«Es preciso redescubrir la alegría del encuentro personal con el Señor Jesús. No hablo de sentimientos, no hablo de euforias, ni propagandas sobre Jesús. Pero en algunos encuentros de formación para misioneros, de los cuales participé para hablar de los fundamentos bíblicos de la misión, vi algunos retornar radiantes porque se experimentaron evangelizadores. Y fueron muy bien recibidos en las casas en que estuvieron. Hay un pueblo sediento en Curitiba», concluye. (FB)
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