Ciudad del Vaticano (Lunes, 25-05-2015, Gaudium Press) La Iglesia en el mundo entero celebró el pasado domingo 24 de mayo no sólo la Solemnidad de Pentecostés, sino también la fiesta de María Auxiliadora, dedicada especialmente a orar por la Iglesia en China, la cual atraviesa una difícil situación a causa de las graves restricciones a la libertad religiosa en el país.
El Papa Francisco recordó la importancia de la Jornada de Oración por la Iglesia en China en su audiencia general del 20 de mayo. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
El llamado a participar de esta jornada fue recordado por el Papa Francisco en la Audiencia general del pasado 20 de mayo: «El 24 de mayo, los católicos en China le rezarán con devoción a la bienaventurada Virgen María Auxilio de los Cristianos, venerada en el santuario de Sheshan en Shanghai», describió el Pontífice. «En la imagen que corona el Santuario, María sostiene en alto a su Hijo, presentándolo al mundo con los brazos abiertos, en gesto de amor y misericordia. También nosotros le pediremos a María que ayude a los católicos en China a ser siempre testimonios creíbles de este amor misericordioso en medio de su Pueblo y a vivir espiritualmente unidos a la roca de Pedro, sobre la que está construida la Iglesia».
El propio Santuario de Sheshan es protagonista de las dificultades de la Iglesia en China. Cada año, las autoridades imponen restricciones a las peregrinaciones que de todo el país llegan al lugar en el mes de mayo. Los grupos de peregrinos deben estar autorizados previamente y el Seminario ubicado en la base de la colina del Santuario es el lugar de reclusión del Obispo Thaddeus Ma Daqin, a quien no se reconoce su autoridad eclesial por haber renunciado públicamente a un cargo oficialista.
La antesala a la presente Jornada de oración fueron las declaraciones del Presidente de China, Xi Jinping, sobre las religiones, las cuales despertaron hondas preocupaciones en la opinión pública internacional. El dignatario, reunido durante tres días con el Frente Unido que agrupa los representantes de organizaciones no comunistas, afirmó que era necesario «un esfuerzo activo para incorporar la religión en la sociedad socialista» y que las religiones presentes en el país deben ser «chinas», además de ser «independientes del extranjero». China ha tratado activamente de controlar las actividades de la Iglesia Católica, lo cual ha generado la división de la comunidad católica en las llamadas «Iglesia oficial» e «Iglesia subterránea».
La pretensión estatal de independencia de las religiones en China es el principal obstáculo para la recuperación del diálogo entre las autoridades del país con la Santa Sede, ya que afecta directamente el nombramiento de los Obispos. Mientras que para la Iglesia Católica la única autoridad capaz de nombrar un Obispo o aceptar su renuncia es el Papa, las autoridades chinas exigen un proceso de elección local que ha dado lugar a numerosas ordenaciones episcopales ilícitas. Tanto Obispos como sacerdotes válidamente ordenados han sido presionados u obligados a asistir a las ordenaciones sacrílegas, generando un clima de confusión y dolor para la Iglesia local. Otros abusos y violaciones a la libertad religiosa fueron recientemente denunciados por la Diócesis de Hong Kong (ver noticia anterior).
Con información de Agencia Fides y Asia News.
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