Madrid (Viernes, 29-05-2015, Gaudium Press) Una invitación a dar esperanza a quien la ha perdido y no halla el sentido de su vida, es la que ha hecho el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro. En su más reciente carta pastoral, el prelado señala que en la sociedad y cultura de hoy existen viajeros que van de camino sin ningún norte, por una ‘enfermedad’ que ha llamado de «las tres D»: «desdibujamiento, desesperanza, desorientación».
Un mal que, en palabras del Arzobispo, no se soluciona tomando el primer salvavidas que se presente. «Os lo aseguro: hoy la cuestión de Dios no es secundaria. Es fundamental la cuestión de la verdad para construir el presente y el futuro. Por eso, ¡qué importante es conocer a Jesucristo! ¡Qué importante es la fe! De vivir creyendo a no creer la diferencia es abismal. Es verdad que la fe es un don. Y, como todo don, se puede acoger o rechazar, tomar o dejar», prosigue.
«Tenemos necesidad urgente de dejarnos guiar por Jesucristo para vivir todo un camino que haga creíble la Belleza que salvará a este mundo»: Mons. Carlos Osoro. |
Dice también que en el mundo actual existe la tentación de quedarse sólo y la Iglesia es juzgada únicamente por apariencias externas; por lo que «es necesario que cada uno de los cristianos, y todos en conjunto, tomemos conciencia de nuestra esencia y dignidad»; ya que «nadie puede realizar su cometido y su propia esencia si no tiene conciencia clara de lo que es y debe ser (…) La Iglesia sabe que ‘la fuente de la esperanza es Cristo, y que la Iglesia es el canal a través del cual pasa y se difunde la ola de gracia que fluye del Corazón traspasado del Redentor».
En este sentido, Mons. Osoro manifiesta que «la Iglesia entregará la esperanza que salvará al mundo», aquella que está basada no en metas utópicas «sino que tiene para nosotros un nombre propio: Jesucristo».
«De tal manera que, frente a las sombras de la realidad que están ahí, ofreciéramos el Evangelio tal y como el Santo Padre San Juan Pablo II nos decía en la Exhortación Apostólica Ecclesia in Europa, anunciando, celebrando y sirviendo el Evangelio de la esperanza o, como nos dice el Papa Francisco, viviendo y llevando la alegría del Evangelio a todos los hombres», continúa.
Para ello, el prelado recuerda que es necesario que los fieles cristianos sean testigos de la fe «sin complejos ni agresividad, humildes, bastante lúcidos para amar nuestra época y discernir sus grandezas y sus límites, respetuosos con el caminar de Dios en el corazón de cada cual, ya que es Él quien pone el ritmo».
Algo que enseñaba también San Juan Pablo II, quien es citado por Mons. Osoro: «No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe (…) Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste (…) La perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad (…) Para esta pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración».
Finalmente, el Arzobispo de Madrid exhorta para que se vuelva la mirada a Jesucristo, quien es la misma Belleza que salvará al mundo: «Tenemos necesidad urgente de dejarnos guiar por Jesucristo para vivir todo un camino que haga creíble la Belleza que salvará a este mundo. Sólo será posible si tenemos un encuentro con Jesucristo a la manera que lo tuvieron los Apóstoles: encuentro con el Salvador del mundo. De esa Belleza, que viene de lo alto, debe y tiene que alimentase el discípulo de Jesús, que tiene que hacerse siempre de nuevo su anunciador para compartirla con quien no la conoce y con quien va en su búsqueda. Déjate guiar por el Señor y hazlo creíble en este mundo, sabiendo que Él es la Belleza que salva el mundo».
Con información de la Archidiócesis de Madrid.
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